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Un fabricante de papel en Japón tiene la vista puesta en la fabricación de baterías para coches eléctricos

Dentro del mundo de las baterías encontramos numerosas tecnologías. Baterías basadas en níquel, basadas en litio, de grafeno, semisólidas, sólidas… Ahora, un fabricante japonés planea otro material, material sobre el cual los científicos se muestran escépticos. Este material proviene de los árboles.

Nippon Paper Industries Co. tiene como objetivo investigar el uso de nanofibras de celulosa, un material obtenido del refinando de la madera. Estas nanofibras del tamaño de centésimas de micra, se utilizan actualmente en productos como pañales o aditivos alimentarios. El objetivo de la empresa japonesa es crear supercondensadores, que podrían almacenar y liberar energía con un rendimiento muy alto y un impacto medioambiental menor que las baterías existentes basadas en materiales procedentes de la minería.

«Debemos avanzar más rápido y trabajar con otras empresas para encontrar usos prácticos,» dijo Toru Nozawa, director ejecutivo de Nippon Paper, en una entrevista. Los supercondensadores basados ​​en nanofibras de celulosa, o CNF, podrían emplearse en áreas donde se utilizan baterías de iones de litio, como coches eléctricos y teléfonos inteligentes.

La firma apunta a tener un sistema piloto de almacenamiento de energía listo para su demostración en la Exposición Universal de Osaka, en 2025, y empezar a comercializar la tecnología una década después.

Los supercondensadores son capaces de mantener electrones dentro de un campo eléctrico, mientras que las baterías almacenan la energía en forma química. Las diferencias significan que los primeros son ideales para entregar ráfagas de energía breves e intensas, como el estallido del flash de una cámara. Sin embargo, su capacidad de almacenamiento es muy inferior a la de una batería de iones de litio.


Durante décadas, eso supuso que los supercondensadores se reservasen a aplicaciones muy reducidas, como sistemas de respaldo de memoria para ordenadores portátiles, controladores para motores de turbinas eólicas o para la frenada regenerativa de algunos vehículos híbridos y eléctricos. Tampoco han cumplido la promesa de servir como un sistema de almacenamiento de energía con tiempos de recarga extremadamente cortos, con menos riesgos de seguridad y sin dependencia de metales como el cobalto o el níquel.

«Existen muchas oportunidades para que los supercondensadores sigan creciendo como tecnología, pero se encuentran en un segmento de tecnología completamente diferente al de las baterías,» dijo Sam Jaffe, director de Cairn Energy Research Advisors. «Los supercondensadores no son y nunca serán un competidor de las baterías de iones de litio.»

Los defensores de los supercondensadores insisten en que vale la pena continuar. La densidad energética ya está mejorando y los componentes pueden dar otro gran paso adelante mediante el uso de CNF, dijo Mikio Fukuhara, un investigador de la Universidad de Tohoku, colaboradora con Nippon Paper.

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Fuente | Bloomberg

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