Es evidente que China juega un papel fundamental para el sector del automóvil. Desde hace años es el mercado de vehículos más grande del mundo. Poco a poco se ha convertido en la región donde muchas marcas occidentales venden gran parte de su producción. Sin embargo, la llegada del coche eléctrico es probable que acelere esta tendencia. En la actualidad, el Gigante asiático procesa el 90% de las tierras raras. Un material indispensable para la producción de baterías.
Las compañías han ido adaptando sus estrategias y han comenzado a ensamblar vehículos en China, dejando de importar sus modelos desde Europa u otros estados. No obstante, ahora la mayoría de los coches cero emisiones que se producen en el Viejo Continente necesitan del país occidental. Algo que a la larga podría ser un problema.
No estamos hablando de los semiconductores. Estos chips que están poniendo en jaque al sector en todo el mundo y que también, para variar, se fabrican en gran parte en China. Nos referimos a las tierras raras, unas materias primas necesarias para la fabricación de las baterías de los automóviles electrificados.
Según datos de la Agencia Internacional de Energía, la participación de China en el procesamiento de tierras raras, para luego ser utilizadas en pilas para vehículos, asciende a un 90%. Esto se traduce en que nueve de cada diez se procesa en el país oriental.
Y esto no queda aquí. A pesar de que muchos otros países disponen de grandes cantidades de minerales como el níquel, el cobalto, el litio o el cobre, es China el mayor procesador de cada uno de estos elementos. Y con una gran diferencia sobre el resto.
Es decir, aunque las empresas puedan conseguir en muchas partes del mundo las materias primas que desean. Necesitarán de alguien que las procese para luego utilizarlas. Es aquí donde entra China. Por ello, aunque la cadena de suministro de los vehículos sea global, el país participa en la construcción de nueve de cada diez coches eléctricos.
Estrategia de China
Fuera de lo que pudiese parecer, China no superó por la fuerza al resto de regiones en el procesamiento de las tierras raras y otros minerales. Simplemente, su estrategia fue diferente a la del resto. Mientras los países occidentales dejaron pasar esta oportunidad, mirando a China como el lugar de dónde importarían estos elementos. El gigante asiático apostó por el tratamiento de minerales y apoyó a dicha industria, poniendo la mirada al futuro.
Entre otros aspectos, cabe destacar que a Europa, por ejemplo, el tratamiento de las materias primas le supondría una gran emisión de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. Justo en un momento en el que el Viejo Continente está luchando para reducir su contaminación.
Por ello, mientras muchos países estaban contentos de deshacerse de ese trabajo y dejar que China resolviese el problema de las emisiones, China estaba ocupada en apostar por este sector tan importante, que será crucial para el despliegue del vehículo eléctrico.
Fuente | Jalopnik
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