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Quieren ser líderes mundiales. Las ventas del coche eléctrico crecerán un 40% cada año en China

Mientras Europa trata de no perder el ritmo, China pisa a fondo el acelerador hacia una movilidad cada vez más volcada a las cero emisiones, mientras que el ratio de penetración del coche eléctrico en Estados Unidos no termina de despegar.

A la espera de que en Norteamérica se despierte una auténtica fiebre por el coche eléctrico, que podría llegar una vez se entreguen las primeras unidades de la pickup de Rivian y lleguen al mercado las primeras Cybertruck, GMC Hummer y Ford F-150 Lightning, China continuará aumentando el número de automóviles cero emisiones durante los proximos cinco años.

Según la Asociación China de Fabricantes de Automóviles (CAAM por sus siglas en inglés), se estima que en futuro inmediato traiga consigo un aumento de las ventas del 40% anual de coches eléctricos, híbridos enchufables y de pila de combustible se hidrógeno.

Hacia un futuro cero emisiones

Las estimaciones de la CAAM cifran en 1.9 millones de coches eléctricos las ventas de 2021 que subirán a cuota 2.7 millones en 2022.

La capacidad productiva de China en el sector automotriz está fuera de dudas y a medida que una nueva alternativa se abre paso, las herencias del pasado dejan de ser un lastre para afrontar un futuro basado en una nueva tecnología en plena expansión.

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Fabricantes nacionales como NIO, XPeng y BYD, entre otros, junto a Tesla dispararán la capacidad productiva de vehículos no contaminantes que cada vez son más solicitados en el mercado asiático.

Una fiscalidad ventajosa

El Gobierno chino ha sabido ver el potencial de la transición y ha apostado antes que nadie por ella. Por este motivo los incentivos fiscales están lejos de terminar en China, lo que favorecerá el impulso de una industria clave para el liderato del mañana; la fabricación de baterías.

El récord de matriculaciones de principios de 2021 marca una clara tendencia de un mercado que difícilmente podría dar marcha atrás en su transformación.

La fiebre no sólo estimula a los fabricantes locales, como si del dorado se tratara, potentes fabricantes extranjeros apuestan por China, incluso antes que por sus propios mercados.

Ejemplo de esto es BMW y hasta la propia Volkswagen que prepara fuertes inversiones que permitirán abrir su tercera planta en China una vez finalicen las obras de Shanghai donde fabricará el ID.3.

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