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Elon Musk viaja a Alemania para dar el último empujón a la Gigafábrica de Berlín

Hace unas horas el avión privado de Elon Musk y su equipo ha aterrizado en Alemania. Una llegada que siempre tiene una fuerte repercusión y que busca dar un impulso a los trabajos y el aspecto burocrático que estaban amenazando con más retrasos a la fábrica de los americanos en Europa.

En este viaje Musk se ha reunido con el Ministro de Economía, Trabajo y Energía del Estado de Brandeburgo, Jörg Steinbach, con el que ha tenido un encuentro en el que han discutido los aspectos más importantes pendientes de esta estratégica instalación.

El principal problema es que la instalación todavía no tiene el permiso final de la Agencia de Medio Ambiente de Brandeburgo, pendiente de las alegaciones de grupos de vecinos y ambientalistas que protestan por aspectos como el consumo de agua que tendrá esta instalación.

Aspectos que han motivado un retraso en la puesta en marcha de las pruebas en las líneas de producción hasta después del verano, cuando estaba previsto hacerlo ya este pasado mes de julio. 

Para ello Musk ha comenzando a mover la maquinaria administrativa para que las autoridades locales aceleren los procesos en la medida de lo posible. Algo que incluye no solo una reunión con el Ministro del estado federado de Brandeburgo, sino que también movilizará a Armin Laschet, uno de los favoritos para sustituir a Angela Merkel como primer ministro, que llegará mañana a la fábrica para visitar el estado de las obras.

Esto debería dar como resultado que después del retraso inicial, por lo menos se cumplan los objetivos de completar la instalación este otoño, para arrancar las pruebas piloto entre septiembre y octubre, y de esa forma sacar las primeras unidades antes de terminar el año, o al menos en las primeras semanas de 2022.

Una instalación que supondrá una inversión de 5.800 millones de euros que será una de las claves del futuro de Tesla que continúa creciendo, pero frenado por la capacidad de producción de momento de sus únicas dos plantas, Fremont y Shanghái, a las que en pocos meses añadirá otras dos, Berlín y Austin, Texas.

Una puesta en marcha que permitirá al fabricante americano encarar 2022 con una capacidad de producción que posiblemente doble a la de este año, que debería rondar las 900.000 unidades. Algo que de cumplirse supondría hipotéticamente que Tesla logre en 2022 unas 1.9 millones de unidades, muy cerca de las 2 millones de unidades de BMW en 2020, o las 2.2 millones de Mercedes-Benz.

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