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Bosch aboga por abandonar la gasolina y el diésel lo antes posible

Stefan Hartung, responsable de la división Mobility Solutions del Bosch y nuevo presidente del Consejo de Administración de la empresa, ha concedido una interesante entrevista en la que ha analizado el futuro inmediato de la industria automovilística, que sufrirá una profunda transformación a lo largo de esta década debido a la popularización del coche eléctrico.

En los últimos años, Bosch no se ha caracterizado precisamente por su apoyo a esta tecnología; de hecho, el anterior presidente del grupo alemán, Volkmar Denner, defendió en varias ocasiones la llamada «neutralidad tecnológica». Debido a esta estrategia, Bosch incluso rechazó convertirse en un fabricante de baterías, un interesante proyecto que durante un tiempo fue considerado por los responsables de la compañía.

A pesar de que Hartung todavía defiende la idea de no centrarse en una sola tecnología, se muestra mucho más favorable a la electrificación que su predecesor. «No se trata de salvar el motor de combustión, se trata de la cuestión de cómo podemos hacer que la movilidad esté libre de dióxido de carbono en todo el mundo sin abolirla».

De acuerdo con el ejecutivo, los motores de combustión interna seguirán siendo necesarios allí donde no haya infraestructura de carga. «Deberíamos dejar de usar diésel y gasolina lo antes posible. Por tanto, necesitaos combustibles libres de dióxido de carbono para motores: parafina, biocombustibles o combustibles sintéticos».

La electromovilidad se convertirá en el negocio principal de Bosch

Hartung afirma que la normativa Euro 7 y el plan climático de la Unión Europea «Fit for 55» supondrán la muerte efectiva del motor de combustión interna en la próxima década. Bosch actualmente se encuentra invirtiendo masivamente en electromovilidad, que se convertirá en su negocio principal en unos años, alcanzando un volumen de 5.000 millones de euros para 2025.

Sin embargo, el directivo advierte de que el hecho de que se necesiten menos componentes para fabricar un vehículo eléctrico que uno térmico provocará una pérdida de puestos de trabajo. A pesar de todo, Bosch quiere que la mayor cantidad posible de empleados se adapte al nuevo paradigma de la industria a través de programas de formación.

Sin ir más lejos, Hartung ve la pila de combustible de hidrógeno como una oportunidad para salvar la mayoría de empleos. «Si se pone en relación al valor añadido, en Bosch empleamos a diez personas para el diésel, tres para la gasolina y una para la movilidad eléctrica. Con la pila de combustible, si el mercado se desarrolla como se espera, podríamos lograr alrededor de un factor de siete, por lo que podría ayudar a mantener los puestos de trabajo».

Fuente | ecomento

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