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Estas son las mejoras de FSD beta V10.2 de Tesla: balance entre agresividad y prudencia

Actualmente una selección de conductores en Estados Unidos, con un historial de conducción prudente notable, están probando las últimas versiones de la beta V10 de Tesla FSD, la versión más avanzada de su asistente de conducción semiautónomo nivel 2. En un vídeo publicado por AI DRIVR podemos ver los avances en la inteligencia artificial resolviendo situaciones habituales en zonas residenciales.

En zonas de este tipo hay mayor complejidad a la hora de trazar la trayectoria y prever cómo afrontarla, ya que hay caminos estrechos, peatones y ciclistas, señalización más confusa o intersecciones con una complejidad elevada incluso para conductores humanos experimentados. Una de las principales conclusiones del vídeo es que la beta V10.2 (compilación 2021.32.25) tiene un buen equilibrio entre conducción agresiva y prudente.

Esto último vamos a explicarlo mejor. Cuando conducimos en el tráfico estamos constamentente planificando por dónde vamos a ir, y en qué momento nos incorporamos al tráfico o nos movemos a través de él. Las redes neuronales (inteligencia artifical) también realizan esta planificación, así que buscan huecos para colarse sin que eso afecte a las prioridades de paso. Esto es, no alterar ni la velocidad ni la dirección prevista de otros usuarios de la vía.

En aquellas situaciones donde la IA se ve segura, el coche se cuela con un poco más de agresividad, simulando la forma de conducir de una persona. Tengamos en cuenta que el criterio de lo que es conducción «agresiva» o simplemente «espabilada» puede ser subjetivamente diferente en lugares tan cercanos como Madrid o Murcia. Las costumbres locales importan a la hora de valorar esto. En el vídeo oímos una pitada -solo una- y está grabado en Berkeley (California) en un pacífico barrio de clase media de afueras.

Sin embargo, hay otras situaciones en las que el coche demuestra comportarse con mucha prudencia, especialmente cuando ha detectado peatones o ciclistas en la cercanía. Deja todo el espacio posible y avanza con lentitud, primando la prudencia. También se observa este comportamiento cuando la visión artificial «no tiene claro» lo que ve, circulando en modo reptil (creep mode). Confía más en su percepción espacial que en los datos almacenados de la cartografía GPS.

Hay situaciones en las que el conductor puede desear tomar el control si no se siente cómodo con cómo resuelve la IA distintas situaciones. También la IA lo puede pedir, como en el minuto 15:30, al conductor se le requeriere para coger el volante porque las cámaras se ven deslumbradas por el sol y no son capaces de determinar qué hay delante del coche. Al ser un asistente nivel 2, en cualquier momento puede pedir manos en el volante, si bien FSD teóricamente puede ir del punto A al punto B sin que eso suceda.

En el hilo de Twitter sobre estas líneas podemos ver la representación tridimensional que el coche va construyendo sobre el entorno, de la cual se ve una versión simplificada en el tablero de instrumentos. Así el conductor puede ver si el coche ha identificado las marcas viales, señales de tráfico, semáforos, conos, peatones, ciclistas o distintos tipos de vehículos de forma correcta. Al igual que un ser humano, FSD se alimenta sobre todo con información visual.

Siempre que el coche se sienta inseguro avanzará muy despacio para asegurarse el resultado, primando la prudencia

Otra cosa que llama la atención de la beta V10.x a la hora de afrontar ciertas situaciones de tráfico es que pliega los espejos automáticamente (16:45 en el vídeo) si hay poco espacio para avanzar. Las situaciones de carril estrecho o de tener que invadir el carril contrario (si no hay tráfico) se realizan con prudencia, aunque no con una gran parsimonia -propia de sistemas de generación previa-.

El conductor puede solicitar que el coche realice alguna «pirula», como utilizar un carril que no conviene al destino. Por ejemplo, si hay una intersección que separa el tráfico entre los que van a izquierda a o de frente, delimitado por líneas continuas y flechas, si el conductor lo pide, el coche se cuela. En caso contrario, trata de cumplir las normas a rajatabla. El autor del vídeo describe la conducción como similar a la de un conductor profesional (chófer).

En este fotograma de un vídeo anterior vemos cómo el coche se prepara para seguir la trayectoria prevista, esperando a que el camión deje libre el paso

Siempre que el conductor tome el control mientras está el FSD activado -y este no haya solicitado intervención- el sistema recopila la información del entorno y la manda a desarrollo, como sucede en el minuto 19. En lenguaje más ingenieril, se realiza una depuración (debugging) a partir del estado de la memoria, se compone una imagen (snapshot) de dicha información y se manda para revisión por parte de ingenieros e informáticos para que el FSD aprenda en lo sucesivo a mejorar su forma de proceder.

Como haría un forense, vaya… A partir de los datos de la imagen los ingenieros pueden recrear la situación y hacer varias simulaciones hasta obtener un comportamiento correcto. En el citado minuto 19 hay unos conos detrás del guardarraíl y FSD se nota confundido, ya que trata de alejarse de esos conos cuando no hay una necesidad para hacerlo, no están en la propia vía.

Para quien esto le suene a chino, FSD es una inteligencia artificial en la nube, cada coche accede a dicha inteligencia artificial por Internet para contar con los últimos avances. Cuando se aprende de un coche, lo acaban aprendiendo los demás, no es que cada uno haga la guerra por su cuenta. Precisamente uno de los grandes activos de Tesla es tener en la calle decenas de miles de coches recopilando datos, por eso va perfeccionando su sistema «Full-Self Driving» a buen ritmo.

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