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Sí, el precio es la principal barrera para la expansión del coche eléctrico

Cuando preguntamos cuál es el principal freno para una expansión masiva del coche eléctrico, las opiniones van desde que no hay una oferta suficientemente variada, la red de recarga, las autonomías…pero según las últimas encuestas, la barrera número uno sigue siendo el precio.

Así lo han indicado desde la asociación del coche eléctrico de Noruega, ELBIL, que ha realizado un estudio titulado «Barómetro del coche eléctrico» donde han analizado el mercado y las tendencias en diferentes estados, comparando la evolución de las ventas en diferentes lugares. Un estudio que ha contado con una muestra de 1.000 personas por cada país analizado: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia e Islandia.

Los datos muestran que incluso en lugares con un poder adquisitivo elevado, como Noruega y Dinamarca, con 67.000 y 60.000 dólares de renta per cápita respectivamente (27.500 dólares para España) las diferencias son radicales. Y es que durante el primer semestre las ventas de eléctricos (BEV) en Noruega han llegado al 57%, mientras que en Dinamarca apenas han alcanzado el 8%. Cifra que les coloca por debajo de grandes mercados como Alemania o Francia, con rentas per cápita muy por debajo.

La explicación según Christina Bu, presidenta de la Asociación de Automóviles Eléctricos de Noruega, es el precio.

En el mercado noruego los coches eléctricos no sólo tienen una exención de impuestos, como el 25% de IVA, sino que además estos se diferencian de las versiones con motor de combustión que estos deben afrontar mayores impuestos según sus emisiones. Algo que no sólo acorta la diferencia de costes, sino que en muchos casos hace que el eléctrico sea más barato que el diésel o gasolina.

El barómetro de la asociación es claro. Los resultados muestran que más del 50% de los encuestados han respondido que ante la elección de un coche con motor de combustión y uno eléctrico, elegirán el más barato.

Según Christina Bu «La brecha en las cifras de ventas entre Noruega y los vecinos nórdicos no se trata de compromiso y el cambio climático. Se trata, ante todo, de una política medioambiental eficaz. Al introducir paulatinamente nuevas tecnologías, no podemos contar con que la mayoría de la población invierta por puro compromiso o interés medioambiental. El automóvil es la segunda inversión más grande en un hogar. Entonces, en última instancia, se trata de una cuestión de dinero. Los coches eléctricos deben competir en precio«.

Es por eso que a pesar de los rumores sobre el incremento de los impuestos a los coches eléctricos, todo hace indicar que Noruega continuará con sus incentivos al menos unos años más. Y es que retirar ahora esa ayuda podría suponer un freno a la implantación y echar por tierra todo el trabajo y la enorme inversión que ha sido necesaria para llegar a este punto de inflexión.

Opinión ¿Y cómo lo hacemos en España?

Pues en España aplicamos sin duda el peor de los formatos. Tenemos un programa de ayudas muy poco eficiente. Un sistema que obliga al cliente a adelantar el 100% de la inversión, y sentarse pacientemente a que la administración le mande el dinero a su cuenta. Algo que puede tardar meses, o incluso años, ya que hay todavía clientes esperando por su ayuda del 2020.

Un sistema claramente clasista que perjudica especialmente a las rentas medias y bajas, que ven imposible o muy complicado adelantar todo el dinero, sobre todo con la incertidumbre de no saber cuándo o si llegará la ayuda.

Además su gestión ha sido repartida entre las comunidades autónomas, lo que ha provocado retrasos en su puesta en marcha, además de más incertidumbre entre clientes y vendedores que no saben si ya está o no activo en su zona, o si quedan o no fondos. Un completo desastre.

Factores que están provocando que nos quedemos a la cola de Europa, ya que en los nueve primeros meses los coches eléctricos puros, sin contar híbridos enchufables, han ocupado apenas el 2.32%. Algo que puede tener graves consecuencias a medio y largo plazo.

Y es que tener una masa crítica de clientes permite «engrasar» la implantación de nuevas industrias y centros de producción o desarrollo. Algo que sin una cultura del coche eléctrico, que ayudará a incentivar la formación de empleados en los diferentes sectores, no será nada fácil.

Así que está claro. Si desde la administración se quiere acelerar la implantación de la movilidad sostenible, el precio es el punto fundamental a tratar. 

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