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El balance neto puede ser la solución para popularizar los sistemas V2G (Vehicle to Grid)

En los últimos meses estamos siendo testigos como Europa está siendo acosada por las amenazas del corte de suministro de gas. Una dependencia energética de grandes proporciones que genera unos enormes gastos en combustible que llegan desde fuera de la UE, pero también costes en forma de emisiones, y la incertidumbre de estar a merced de lo que diga Rusia, Argelia, Marruecos o Bielorusia. Es por eso que trabajar en la independencia energética de Europa necesita abordar el problema no sólo con una fuerte y ordenada expansión de las energías renovables, sino aprovechar al máximo las mismas con tecnologías como el Vehicle to Grid, o más conocido como V2G.

La idea básicamente y explicada en dos líneas, es que los coches eléctricos, y cualquier vehículo con una batería y una capacidad de exportación mínima, camiones, autobuses…etc, puedan cargar sus baterías durante las noches aprovechando las horas de menor demanda y coste. Una energía que posteriormente devolverán en pequeñas cantidades a la red eléctrica, para de esa forma mitigar los picos de demanda y no tener que echar mano de fuentes de respaldo como el propio gas.

Casi siempre en esta discusión hay debate del impacto que tendrá el uso de la batería en estas operaciones tendrá sobre la vida útil de la misma. Y está claro que cuánto más se use, más se degradará. Pero en este caso la degradación, a falta de estudios más profundos, será muy baja ya que la energía a inyectar será pequeña, un porcentaje mínimo de la batería, y además se realizará con una potencia de salida también mucho menor de la que requiere el motor. 

¿Qué es, cómo funciona el V2G y por qué es importante para la gestión de flotas?

Sobre este aspecto La Universidad de Rochester, Nueva York, ha lanzado una propuesta que podría servir para convencer a los escépticos con esta tecnología que cuenta con un enorme potencial.

La idea sería usar un sistema de compensación similar al usado por las instalaciones solares. Contabilizar la energía aportada y pagar por la misma una cantidad acorde al precio de la energía en cada momento. Un balance neto pero en vez de paneles fotovoltaicos, el poder usar la batería de nuestro coche eléctrico.

Según el estudio presentado por el equipo de la universidad, el V2G puede ofrecer estabilidad a la red y servir como almacenamiento de las energías renovables, y además puede proporcionar a los propietarios de los coches unos ingresos anuales de entre 120 y 150 dólares al año.

Para medir la viabilidad de los sistemas V2G, los responsables de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas Hajim de Rochester, ha desarrollado un modelo computacional que tiene en cuenta factores que no se habían tenido en cuenta anteriormente.

Por ejemplo, su modelo considera la degradación de las baterías, así como una amplia gama de recorridos diarios de conducción, distancias y otros escenarios. Se han utilizado el modelo computacional para desarrollar un análisis de coste-beneficio para los usuarios de V2G en seis ciudades importantes de Estados Unidos.

La tecnología V2G y las baterías de respaldo en las estaciones de carga demuestran un impacto positivo más allá de los propios vehículos

El trabajo ayuda a los investigadores e ingenieros a saber cómo las decisiones de diseño afectan a las personas que utilizan sus propios vehículos en V2G, algo importante para lograr niveles más altos de energía renovable, y también como vemos, una fuente adicional de ingresos para unos vehículos habitualmente estacionados la mayor parte del tiempo.

Entre las claves que ha puesto sobre la mesa el estudio está además del potencial de ingresos para los usuarios, que dependerán de los costes energéticos de cada región, también se indican elementos a tener en cuenta más allá de «simplemente» conectar los vehículos a la red.

Por ejemplo se expone la necesidad de que cada cliente ponga un umbral mínimo de precio para que la red acceda a una parte de la capacidad de su batería. Un aspecto que hasta ahora no se ha tenido en cuenta y que favorecerá la percepción de la tecnología por parte de los usuarios.

Añaden también la necesidad de trabajar en aspectos como la eficiencia de carga y la velocidad de descarga de las baterías, para acelerar los procesos de inyección de la electricidad a la red, y aumentar la capacidad de producción de cada vehículo sin afectar a la vida útil del pack.

Unas cifras que nos indican que un vehículo que aporte una pequeña cantidad de energía cada jornada, o cada determinados días, podrá lograr unos ingresos extra que permitan compensar los costes operativos. Algo que en el caso de estudio supondría que después de 5 años el cliente habrá generado entre 600 y 750 dólares simplemente entregando una pequeña cantidad de la energía almacenada en su batería.

Una cifra que no puede parecer demasiada, pero que permitirá reducir ligeramente el coste de la sustitución de la batería a medio y largo plazo, cuando el coste del kWh sea mucho más competitivo que el actual.

Pero sobre todo servirá para que el modelo energético de lugares como Europa sea mucho más independiente y limpio, lo que sin duda es otro importante beneficio adicional para los propietarios de estos vehículos que podrán circular o moverse por un entorno más limpio y sin las amenazas energéticas exteriores.

Fuente | Rochester.edu

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