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Estas son las tendencias de recarga de coches eléctricos en 2022

Los típicos tópicos acerca de la electromovilidad se están superando de forma paulatina. No han llegado los apagones por recargas masivas, ni los conductores se enzarzan en duelos a espada por puntos de recarga, ni las calles se han hundido por el peso de las baterías. Bromas aparte, la tecnología avanza y nos simplifica la vida.

En materia de coches eléctricos los avances siguen dándose en el delicado aspecto de la recarga, tanto la habitual como la de uso esporádico. En un artículo anterior vimos los direrentes tipos de recarga considerando la potencia y el tipo de conexión eléctrica. Hoy vamos a ver cinco tendencias que seguirán en 2022 de mano de una buena fuente, el responsable del Reino Unido de Monta -empresa de servicios de recarga-, Alok Dubey.

¿Peligra el sistema eléctrico con los aumentos de ventas de coches eléctricos e híbridos enchufables, tanto en términos absolutos como relativos? Como reza un conocido anuncio, la potencia sin control no sirve de nada, así que las redes están evolucionando para aportar más mecanismos de control. Estos son necesarios para evita escenarios apocalípticos de apagones y juegos del hambre por manguera de carga.

Infografica

Recarga inteligente

En el paradigma clásico de la recarga, tan pronto como se enchufa un coche eléctrico a la red este empieza a meter energía en sus baterías. A gran escala es algo difícil de gestionar, así que se introducen mecanismos de control. Salvo que sea imperativa una recarga inmediata, mediante redes inteligentes se puede enchufar al llegar a casa o el trabajo y despreocuparse.

La tecnología se encarga de buscar la situación más favorable, como precios de recarga más bajos en una franja horaria, cargar hasta cierto punto las baterías para maximizar su vida útil (80-90%), aprovechar excedentes de producción renovable o ceñirse a recargas más lentas cuando no haga falta más velocidad.

En otras palabras, existe una comunicación entre los distintos nodos del sistema eléctrico, desde la producción hasta el consumo final, y con todos sus intermediarios. Esta comunicación es automática y permite que empleemos nuestro tiempo y energía en labores más productivas. Además, todo esto beneficia al conjunto de los consumidores de electricidad, independientemente de si tienen o no un vehículo «a pilas».

Balance de carga

Para evitar los problemas asociados a que muchos coches eléctricos carguen a la vez, salvo que sean instalaciones preparadas para dicho fin, hacen falta mecanismos de control adicionales. Volvemos al ejemplo de la empresa estadounidense PURPL, que tiene una tecnología de balance de carga y gestión muy avanzado, hasta el punto de que sus puntos de recarga individuales son simples enchufes «teledirigidos».

Este sistema permite evitar sobrecargas en la red que la compañía eléctrica penalice con severidad en forma de más costes. La potencia se distribuye entre todos los puntos de recarga de forma inteligente, y eso puede implicar que, si cargan todos los coches a la vez, se reduzca el ritmo por enchufe para mantener el consumo de la instalación controlado, y por ende los costes.

Por contra, si hay un par de coches enchufados, y las condiciones son favorables, la recarga será todo lo rápida que permita la conexión punto de recarga a coche. Esto redunda en un mejor aprovechamiento de los recursos y se evitan costes parásitos que no aportan ningún valor a los usuarios.

Tecnología V2G

Los coches eléctricos no sirven únicamente para transportar personas y sus pertenencias, también sirven para estabilizar la red eléctrica local si se dan las condiciones técnicas para ello. Por ejemplo, en la ciudad de Utrecht han calculado que 10.000 coches eléctricos son suficientes para convertir la ciudad en independiente a nivel energético, acumulando excedentes de producción renovable y devolviéndolos a la red cuando más falta haga.

Con una comunicación avanzada entre los puntos de recarga y los coches se puede controlar no solo la velocidad y potencia, también el sentido. Idealmente, se recarga con energía renovable y de bajo coste. A partir de cierto volumen de carga, se puede devolver energía a la red a cambio de una remuneración -si hay mayor demanda, el precio sube-, de forma que no se comprometa la autonomía cuando sea necesaria.

Esto no tiene mucho sentido en puntos de recarga rápidos y ultrarrápidos, pero por ejemplo puede tener mucha lógica en puntos de recarga en las empresas mientras los coches están parados. Se puede vender un excedente de carga que no sea necesario para recuperar algo de dinero, con la diferencia entre lo que se vende y lo que costó recargar -idealmente, a coste 0 con placas solares propias-. En 2022 irán aumentando los coches compatibles y los puntos de recarga con V2G integrado.

Mayor disponibilidad de puntos de recarga

Según aumenta la población de coches eléctricos en las carreteras, aumenta el posible negocio para todas las empresas del ecosistema de la recarga y la gestión eléctrica. A más vehículos, más puntos de recarga. Gracias a la tecnología es posible determinar con más acierto dónde hacen más falta cargadores para acelerar el retorno de la inversión. Las empresas privadas están metiendo mucho dinero en esto, véase IONITY y sus accionistas.

La iniciativa pública está bien y siempre aporta un plus de conveniencia al ciudadano, pero si queremos puntos de recarga en todas partes, que funcionen bien, rápido y a un precio razonable, hay que tirar del sector privado. Fabricantes como NIO o Tesla apuestan por guisárselo y comérselo por su cuenta, otros tiran de consorcios y redes de recarga propias, pero abiertas a todos -y a sus tarjetas bancarias, obviamente-.

Aparecen puntos de recarga como setas, primero en las principales rutas de largo recorrido y después se va capilarizando. Las empresas que están en el ajo no solo piensan en ofrecer a sus clientes una recarga rápida o ultrarrápida, también formas de amenizar la parada o aprovechar el tiempo. ¿Os acordáis de la megainstalación alemana que nos enseñó «Un gallego en Múnich»? Son las estaciones de servicio del futuro… En 2022 el número de puntos de recarga seguirá aumentando.

Baterías de electrolito solido de Solid Power

Baterías de estado sólido

Una de las grandes promesas en tecnología de baterías es abandonar los electrolitos en estado líquido y pasarse al estado sólido. Muchas son las ventajas, como mayor fiabilidad/durabilidad, recargas más rápidas, densidades energéticas superiores, optimización de pesos y volúmenes… El problema que hay a corto plazo es que conseguir todo a la vez es un desafío gigantesco.

A largo plazo, esta tecnología puede ser competitiva con las pilas de combustible de hidrógeno incluso en tiempos de recarga y densidades energéticas. Aún habrá que esperar unos cuantos años para que sean una realidad en producción en serie. Hay que probar y reprobar muchas cosas antes de validar eso para coches que puedan estar a la venta en concesionarios y exposiciones.

En 2022 estas baterías van a seguir estando en el ámbito del i+D y no en nuestra realidad diaria. Mientras tanto, la industria se está moviendo a todos los niveles de la cadena de valor (de la minería al reciclaje) para producir baterías de forma masiva, con el electrolito y ánodos/cátodos adecuados para cada aplicación, de forma que se eviten temidos cuellos de botella que espanten al consumidor medio de adquirir un coche eléctrico adecuado a sus pretensiones, considerando su capacidad económica.

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