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La Unión Europea está a punto de lavar la cara a combustibles fósiles etiquetándolos como verdes

La Comisión Europea está tratando de «lavar» la imagen del gas, y en Europa han comenzado los movimientos y las primeras críticas para forzar a los eurodiputados a usar su poder para detener esta acción.

Desde el ente independiente Transport&Environment (T&E), acaban de lanzar un serio mensaje antes de que proceda a la publicación de un acto delegado que actualiza el Reglamento de Taxonomía de la Unión Europea.

En la actualidad se espera que esta actualización confirme que las inversiones en empresas alimentadas con gas, puedan etiquetarse como ambientalmente sostenibles.

Etiqueta verde para el gas

En Bruselas, parece que la definición de la palabra «taxonomía» ha adquirido un nuevo significado para quienes dirigen los destinos de la Unión y la gobernanza europea, para ‘etiquetar’ aquellas inversiones que se realicen a medida que la Unión Europea busca una sostenibilidad a largo plazo.

El Reglamento de Taxonomía es el encargado de establecer la etiqueta verde a aquellas industrias con carteras de inversiones éticas y ambientales. Ahora la segunda ley delegada que actualiza este reglamento se publicará a principios del próximo mes.

Hasta que se publique el acto delegado, no se puede confirmar que el gas sea nombrado como una fuente sostenible de inversión. Pero según el ente independiente, el apoyo de la Comisión Europea al gas y otras prácticas ambientalmente, como poco cuestionables, provocó una huelga por parte de diversas ONG, T&E y el Grupo de Expertos de la UE sobre finanzas sostenibles en abril de este año.

Comisión Europea responsable y contra todos

La Comisión Europea está a punto de incluir las industrias del gas en la actualización de la taxonomía. Esto iría claramente en contra del consejo del Grupo de Expertos, contravendría las conclusiones de varios estudios científicos y se impulsaría sin haber realizado una consulta pública.

Ante esta situación Luca Bonaccorsi, director de finanzas sostenibles de Transport & Environment ha puntualizado que «se suponía que la ley taxonómica era el estándar de oro de las finanzas sostenibles, sin embargo, la Comisión ha mostrado durante varios meses su voluntad de enverdecer las prácticas alimentadas con gas y las industrias del gas cuando sabe que invertir en esta industria alejará a la UE de sus metas. El gas es un combustible fósil».

Para Bonaccorsi «es vital que rechacen esta propuesta dañina e injustificada«, puesto que «el Parlamento Europeo ahora tiene hasta seis meses para examinar el acto delegado, y cuando se trata de una votación para el próximo año, los eurodiputados pueden aceptarlo o rechazarlo.

El origen de esta presión por hacer verde lo que no lo es en absoluto, parece provenir principalmente de Francia, con el apoyo de Italia.

Los Países Bajos, Dinamarca, Austria, Portugal y Luxemburgo están en contra. La posición de la nueva coalición del «semáforo« en Alemania no lo tiene claro, puesto que los socialdemócratas y los verdes se opusieron a ella, mientras que los demócratas liberales la apoyaron.

La Comisión en contra de la ciencia

Bonaccorsi agrega también que «la regulación taxonómica está obligada por ley a basarse en la ciencia, sin embargo, la Comisión le ha dado la espalda a la ciencia. En estas circunstancias, estaría justificado que el vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans, remitiera este asunto a una consulta pública. Se le permite hacerlo como comisionado a cargo de legislar mejor, y este es un caso en el que la regulación tiene mucho margen para ser mejor«.

De producirse la aprobación, contraria a los criterios científicos, la Taxonomía se terminaría convirtiendo en la herramienta para el lavado verde, en lugar de la herramienta para combatirlo.

Según T&E, «el reglamento es la base de los requisitos de divulgación para las empresas y para la industria financiera. Si se acepta el lavado verde, lo mismo sucederá con el resto de las finanzas privadas«.

Más allá de todo eso, las finanzas públicas, a través de bonos verdes y otros mecanismos de financiación, también se verán afectadas, puesto que utilizarán la Taxonomía como reglamento.

Todas aquellas áreas políticas donde se han producido profundos movimientos de concienciación, estudio y transformación ambiental para tratar de limpiar la economía, tanto en la bioenergía, agricultura o energía, sufrirán un efecto en cadena de producirse esta aprobación por parte de la Comisión Europea.

Bonaccorsi concluye indicando que «el lavado verde del Reglamento Taxonomía corre el riesgo, de hecho, de reducir las ambiciones ambientales de Europa en al menos 10 años«.

Fuente | T&E

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