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Las baterías de hidrógeno LAVO se probarán en el Reino Unido con financiación pública

En otoño de 2020 se anunció la disponibilidad comercial del sistema de almacenamiento LAVO para particulares y pequeñas empresas, aunque todavía no se fabrica en serie. Poco después de recibir una inyección del Gobierno de Nueva Gales del Sur (Australia) de 5 millones de dólares locales (3,2 millones de euros) para completar el prototipado, pruebas y producción de su «esponja solar», LAVO ha recibido otro apoyo.

Viene desde la antigua metrópoli, el Reino Unido. A través del Departamento de Energía Empresarial y Estrategia Industrial, el gobierno británico se ha interesando por el invento. El ente público aportará casi 141.000 libras -169.000 euros- para realizar una serie de pruebas en la Universidad de Chester. Aproximadamente, cada sistema LAVO cuesta unos 18.900 euros al cambio. Se pueden acumular varios de ellos de forma modular para aumentar la potencia y la energía almacenable.

Recordemos que este sistema recurre al hidrógeno y no a baterías para acumular energía. Puede almacenar hasta 40 kWh de electricidad por módulo a través del hidrógeno generado por electrolizadores. Cuando la energía se requiere, una pila de combustible produce electricidad a partir del hidrógeno almacenado. La operatividad es por tanto muy similar al de baterías estacionarias, con la diferencia de que requiere un aporte de agua.

La potencia máxima de salida es de 5 kW, estando por debajo en prestaciones que la batería Tesla Powerwall, pero por encima en precio y con el triple de capacidad. El objetivo de la prueba piloto es demostrar la viabilidad del sistema para acumular excedentes energéticos o la «cosecha» de placas solares. Todo lo que no haya que pedir a la red es beneficioso, en el sentido de que no habrá que usar energías fósiles cuando la producción renovable sea insuficiente durante las horas de mayor consumo.

El Reino Unido es uno más de los damnificados por la crisis energética y busca independizarse de las energías fósiles, y una de las vías para hacerlo es el hidrógeno. Otras justificaciones de la prueba piloto son aprovechar las energías renovables y de paso reducir los costes. Tengamos en cuenta que 40 kWh equivalen a la demanda de un par de chalés con todo encendido durante unas cuantas horas.

Toda la producción de este año está ya comprometida, aunque no ha dado comienzo; los clientes han cogido sitio en la cola con depósitos de 100 dólares australianos. También está agotada la producción de 2023 al mismo precio. Lo que sí se puede hacer es encargar un modelo 2024, que empezará a fabricarse en dos años y medio, aunque solo habrá 2.500 unidades y el precio sube a 21.150 euros al cambio. Bajo la planificación inicial se habría empezado la producción durante el año pasado.

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