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Peter Rawlinson, CEO de Lucid Motors, es uno de los ejecutivos del automóvil mejor pagado, ¿lo merece?

Con la electromovilidad algunas marcas han replanteado en muchos aspectos el statu quo de una industria de más de 100 años de historia. Tesla, ejemplo de libro, se tiró 17 años sin dar beneficios y su CEO, Elon Musk, es el hombre más rico del planeta. Uno de sus antiguos empleados, el actual responsable de Lucid Motors, también se está haciendo de oro, pero menos. Hablamos de Peter Rawlinson.

Lucid Motors empezó a fabricar en serie a finales de 2021, pudiendo entregar a clientes un total de 125 coches. Para 2022 había una previsión de producción de 20.000 unidades, pero el objetivo se ajustó a unas más realistas 12.000-14.000 unidades por problemas de suministros. Lucid ha tenido que subir precios, como otros tantos. No parecen las mejores condiciones para que Rawlinson se haya embolsado 263 millones de dólares.

Aunque Lucid Motors no gana dinero todavía, Rawlinson como CEO y CTO recibe remuneración en opciones sobre acciones, por las cuales los ejecutivos son más recompensados cuanto más valen sus empresas, y las acciones que reciben están por debajo de lo que cuestan en el mercado -o directamente se las regalan-. Hasta que no se venden las acciones no es dinero contante y sonante.

¿De dónde salen esos 263 millones de dólares? En marzo de 2021 el Consejo de Administración de Lucid (por entonces, seguía siendo Atieva) estableció que Rawlinson cobraría en opciones sobre acciones restringidas por permanecer en la empresa -por tiempo- y por rendimiento en una proporción 45/55. Solo con estar en la empresa 16 trimestres, o cuatro años, cobra más en especie.

El rendimiento se evalúa por el valor bursátil de Lucid Motors. La compañía salió a bolsa en julio tras la operación SPAC, y en cuestión de unos meses alcanzó una valoración de 91.000 millones de dólares. A Rawlinson le bastaba con que la valoración fuese superior a 58.750 millones para llevarse uno de los tramos del bonus. Y aunque ahora la cotización está muy baja y cae de los 20 dólares por acción (menos de 30.000 millones de valoración) no ha sido impedimento para la espectacular remuneración en especie.

Desde su máximo de cotización, Lucid vale ahora dos terceras partes menos actualmente

En Francia, hace poco fue un escándalo que el señor Carlos Tavares, que dirige Stellantis, se haya llevado «solo» 66 millones de euros en 2021. Rawlinson aún puede embolsarse casi el doble de dinero en acciones sobre lo ya percibido si sigue en la empresa. Si obtiene todos los bonus, 556 millones de dólares en acciones, y si tiene paciencia y suben, pues canelita en rama.

Carlos Tavares, CEO de Stellantis

Una vez más, es el momento de pensar si se merece más Tavares ganar lo que gana (no para de sanear Stellantis), si Rawlinson algún día justificará esas remuneraciones, o si ninguno de los dos lo merecen mientras suben precios, baja la producción, y sacan todo el dinero que pueden del bolsillo de sus clientes -de forma absolutamente lícita, ojo-.

Desde el punto de vista de los números puros y duros, Carlos Tavares genera más riqueza y para más gente. De momento en Lucid Motors su mejor noticia es que los saudíes han encargado 100.000 coches, y precisamente los saudíes son los principales accionistas de Lucid Motors. Si precisamente ahora Lucid Motors se fuese al garete, Fisker Automotive habría producido y vendido más coches (la que entró en bancarrota en 2013, no Fisker, Inc.).

Que haya una mayor disociación hoy día entre el valor de las empresas y cuántos beneficios generan, cuánta gente sostienen, sus volúmenes de producción o dominio del mercado… no es necesariamente bueno. Cuando valor y precio no son lo mismo, entonces hay que empezar a sacar palabras más gruesas del diccionario, empezando una que empieza por «bur» y acaba en «ja».

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