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Tesla incrementa su capacidad de reciclaje de baterías, pero apenas llegan unidades de sus clientes

Anticipar el problema es la clave para que la movilidad sostenible sea realmente eso, sostenible. Y es que una de las principales críticas que reciben los coches eléctricos es qué pasará cuando sus baterías terminen su vida útil. Qué pasará con esos residuos. La solución es el reciclaje. Un factor que Tesla ha comprendido que es crítico y en el que se ha puesto manos a la obra en 2019 para recuperar los materiales de las baterías de sus coches. El problema es que de momento, no hay apenas baterías que reciclar.

Y es que entre que el fabricante lleva pocos años en activo, 10 años desde el inicio de la producción de su primer modelo de fabricación en masa, el Model S, y que las baterías han demostrado un comportamiento cada vez mejor, el resultado es que incluso con el enorme crecimiento de la flota de Tesla en todo el mundo, hay muy pocas baterías que lleguen a su proceso de reciclado.

Así lo ha expuesto el fabricante en un informe donde pone sobre la mesa el trabajo que han estado haciendo para tratar de forma interna los materiales de las baterías que necesiten ser recicladas. Un proceso que indican, logra recuperar hasta el 92% de los componentes que le dan forma.

Durante el primer año completo de funcionamiento de la línea de recuperación de componentes de las baterías, 2020, Tesla logró una reciclar de las celdas 1.300 toneladas de níquel, 400 toneladas de cobre y 80 toneladas de cobalto.

En 2021, Tesla aumentó su reciclaje hasta las 1.500 toneladas de níquel, 300 toneladas de cobre y 200 toneladas de cobalto.

Curiosamente, la recuperación de cobre disminuyó, pero aumentó la de cobalto significativamente. Al precio actual de 80.000 dólares por tonelada de cobalto, Tesla recuperó el equivalente a 16 millones de dólares el año pasado, ahorrando además la necesidad de importar este escaso y costoso material desde lugares tan lejanos de sus fábricas como República del Congo, Rusia o Australia. Principales productores mundiales.

Por su parte otro elemento que ha pasado al prime time en cuanto a precios, el níquel, que recordamos ha llegado a cifras disparatadas de más de 100.000 dólares la tonelada, Tesla habría ahorrado la compra de unos 45 millones de dólares. Un ahorro económico que como el cobalto o el cobre, se suma al ahorro ambiental de tener que minar, procesar y transportar de nuevo esos componentes clave.

Tesla ha confirmado además el incremento constante de su capacidad de reciclado, llegando a las 50 toneladas por semana a finales de 2021, el principal problema que se está encontrando el fabricante es lograr aumentar también el número de baterías a reciclar.

Desde la marca americana se ha indicado que la mayor parte de las baterías que reciben proceden o de la flota propia de Tesla, principalmente de los programas de investigación y desarrollo, así como de flotas profesionales, como las de taxi. Pero apenas llegan baterías de clientes particulares.

Algo que puede tener que ver tanto con la cada vez mayor durabilidad de las propias baterías, como también por que estas suelen pasar antes por un proceso intermedio de reutilización como elementos de almacenamiento de sistemas solares residenciales. Unas baterías procedentes de unidades averiadas o accidentadas, cuyos propietarios o desguaces venden por partes.

Pero antes o después estas celdas tendrán que regresar a casa y pasar por un proceso de reciclado que desde Tesla indican será una parte fundamental en su futuro de cara al acceso de materiales para dar forma a las nuevas baterías y lograr de esa forma seguir el ritmo de una demanda que crecerá de forma más que notable en los próximos años.

Una demanda que amenaza con superar la capacidad de producción de baterías precisamente por culpa de la falta de suministro, y los elevados precios de las materias primas.

Fuente | Tesla

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