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El secretario general de la ONU acusa a las petroleras de tener a la humanidad agarrada por el cuello y propone medidas

Desde 1973 esto ha pasado más de una vez: las compañías petrolíferas tienen un impacto determinante en la economía mundial, dada la dependencia que tenemos de las energías fósiles. En un contexto en el que los políticos no tienen claro cómo atajar la tremenda espiral inflacionista -la peor en cuatro décadas-, António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, habló claro el viernes.

Guterres relacionó en un breve discurso varios aspectos de la crisis que sufrimos actualmente: dependencia energética, responsabilidad de compañías petrolíferas y el mundo financiero, crisis climática, inestabilidad, etc. En su opinión, la guerra de Ucrania debe ser un punto de inflexión para no aumentar la dependencia en el petróleo, más bien lo contrario.

Otra de las perslas de Guterres fue acusar a la industria del petróleo de las mismas prácticas que la industria del tabaco en el pasado. Los fabricantes de cigarrillos y tabaco procesado se tiraron años ensalzando los beneficios del tabaco o discutiendo sus efectos adversos, llegando incluso a patrocinar estudios científicos confusos o delirantes en sus conclusiones, o invertir en relaciones públicas para convencer a la gente de lo que el tabaco no es.

Reproducimos sus palabras para mayor claridad: «[…] Sin embargo, parecemos atrapados en un mundo donde los productores de combustibles fósiles y el mundo financiero tienen a la humanidad agarrada por el cuello. Durante décadas, muchos en la industria del petróleo han invertido mucho en pseudociencia y relaciones públicas, con una narrativa falsa para minimizar su responsabilidad por el cambio climático y socavar las políticas climáticas ambiciosas.

Explotaron precisamente las mismas tácticas escandalosas que las grandes tabacaleras décadas antes. Al igual que los intereses del tabaco, los intereses de los combustibles fósiles y sus cómplices financieros no deben escapar a su responsabilidad. El argumento de dejar de lado la acción climática para hacer frente a los problemas domésticos también suena falso.

Si hubiéramos invertido antes y masivamente en energías renovables, no nos encontraríamos nuevamente a merced de los inestables mercados de combustibles fósiles. Así que asegurémonos de que la guerra en Ucrania no se utilice para aumentar esa dependencia».

¿Cómo hacer frente a esa inestabilidad?

La clave son las energías renovables, que se pueden obtener localmente y de forma mucho más independiente, amén de contribuir al objetivo planetario de contener las emisiones que están acelerando la crisis climática. Estas son sus propuestas:

  • Tratar las tecnologías renovables como un bien público mundial disponible libremente.
  • Ampliar y diversificar las cadenas de suministro de energías renovables.
  • Cambiar los subsidios a los combustibles fósiles por ayudas a las personas vulnerables que quieran participar en la economía verde.
  • Reformar en la burocracia para acelerar los procesos de aprobación [de energías renovables].
  • Triplicar las inversiones públicas y privadas en energías renovables hasta por lo menos 4 billones de dólares al año.

Aunque estas declaraciones y propuestas puedan caer en saco roto, algo con lo que cualquier secretario general de la ONU tiene que lidiar, estaremos de acuerdo fácilmente con lo dicho. Si se cambia una dependencia (petróleo ruso) por otra, no estamos avanzando, y hay que caminar hacia la independencia energética y política para abandonar este clima de inestabilidad. Una estabilidad que no tiene visos de remitir y nos lleva de cabeza a una recesión económica…

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