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Fisker va solucionando los problemas de suministro antes de fabricar el Ocean

El próximo 17 de noviembre comenzará la producción del SUV Fisker Ocean en las instalaciones de Magna Steyr en Graz (Austria). Fisker Inc. es un fabricante nuevo, pero pesa la experiencia de su etapa anterior, Fisker Automotive, la del Karma original. Es normal que Henrik Fisker busque asegurarse el suministro de componentes en una época de máxima incertidumbre.

Fisker acumula ya 50.000 reservas del Ocean, lo cual no es una garantía de que va a vender 50.000 unidades, pero es un buen augurio que la mayoría de las reservas correspondan a modelos medios y altos, los que llevan baterías NMC. Henrik Fisker explicó en una videoconferencia ayer que los primeros 40.000 que hicieron su reserva no tendrán un incremento de precios. ¿Y los demás? Probablemente, sí, a lo largo del año que viene; la presión inflacionaria está ahí.

Para lidiar con los problema de suministro de microchips se han realizado cambios en el diseño para utilizar componentes con mayor disponibilidad, y seguro que se han ahorrado por el camino chips que no eran necesarios. Otros fabricantes están tratando de maximizar la concentración de tareas en un menor número de chips. Desde que estalló la pandemia, estos componentes faltan de forma crónica en diversas industrias, el automóvil consumía en torno al 10% de su producción.

Además, Henrik Fisker explicó que no está preocupado por lo que pase a partir de noviembre, cuando inicie la producción en serie, porque se ha asegurado con los proveedores que llegarán los volúmenes de piezas comprometidos. Debe estar muy tranquilo al respecto, viendo la fiabilidad de numerosos proveedores en los últimos meses.

Antes de la pandemia alguien como Henrik Fisker se podría haber fiado de la cadena logística just in time o justo a tiempo, implantada hace décadas por iniciativa de Toyota. Bajo este planteamiento, se minimizan las existencias de piezas, se pide lo que se necesita, se consume y se pide más, pero sin acumular, para evitar costes de logística. Ese planteamiento ya no vale, si un proveedor falla con JIT, la fábrica se para.

Además del Ocean, Fisker tiene otro modelo en preparacióne, PEAR. Será un compacto que desafiará diversas convenciones y se posicionará por debajo. En este caso la producción se confiará a la división automovilística del gigante Foxconn, que aprovechó que Lordstown estaba pasándolo mal para comprarles la fábrica en Lordstown (Ohio, EEUU). Esta, a su vez, había sido de General Motors previamente.

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