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Los cortes de gas ruso pueden llevar a fábricas europeas a parar producción, avisa el CEO de Volkswagen

La política alemana de ir cerrando centrales nucleares está siendo a largo plazo cuanto menos problemática. La dependencia energética del gas ruso está ahí, y no puede eliminarse al mismo ritmo que el Kremlin va cerrando el grifo a los países europeos. La amenaza ambiental de un corte de suministro de gas se cierne sobre los consumidores y las industrias, incluyendo la del automóvil.

Herbert Diess, consejero delegado de Volkswagen AG, declaró en un foro económico de Catar que la transición energética del gas ruso a otras fuentes no se está dando suficientemente rápido, y que no hay mucho margen de actuación si Moscú cierrea el grifo del gas. Como plan B, Volkswagen se guarda el comodín del carbón para poder mantener sus fábricas funcionando.

Se están tomando las medidas que se pueden tomar a corto plazo, que es diversificar los orígenes energéticos -siendo un gran beneficiado Estados Unidos con sus barcos metaneros-, planes de ahorro, inversión en energías renovables, etc. Según el último informe del Proyecto de Divulgación de Carbono (2021), ninguna fábrica de automoción se alimenta con energía renovable al 100%.

En teoría, será la fábrica de BMW en Debrecen (Hungría) la primera en lograr el hito de ser una fábrica alimentada con energía 100% renovable, y eso será en 2025. Sí, hay fabricantes que han instalado energías renovables para ser menos dependientes de la red, pero solo es posible en una fracción pequeña. Visto lo visto, hay riesgos de desabastecimiento energético a partir del otoño.

La tormenta perfecta sigue añadiendo elementos. Crisis de microchips y de otros componentes, costes energéticos (y de cualquier cosa) al alza, incertidumbres sobre materias primas, recesión económica a la vuelta de la esquina, incapacidad de atender pedidos y listas de espera crecientes… y sumamos a esto la posibilidad de quedarse sin energía.

Diess también dijo que «a largo plazo, estoy seguro de que seremos independientes del gas ruso». Pero el problema es el corto plazo y qué va a pasar cuando al gasto energético habitual haya que sumar el de las calefacciones. O hay un cambio muy gordo en la geopolítica en pocos meses, o Alemania será incapaz de obtener toda la energía que necesita. En otras palabras, habrá racionamientos, y no solo le afectarán a Volkswagen.

Cada día que las fábricas de automoción tienen que parar, la industria pierde millones de euros al día. Hay múltiples efectos adversos, y no solo las listas de espera continúan creciendo. El ministro de Economía y Protección Climática de Alemania, Robert Habeck (ecologista) ha tenido que anunciar a su pesar que Alemania volverá a recurrir al carbón. Ni los guionistas de Netflix habrían pensado en algo tan retorcido.

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