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Esta batería de zinc-aire no lleva litio, ni tierras raras, y será hasta un 50% más barata que las actuales

Salient Energy es una startup radicada en Canadá que lleva unos años desarrollando una nueva batería que utiliza el zinc-aire, y que se postula como una alternativa muy interesante al litio convencional en aplicaciones como el respaldo de red o en sistemas residenciales. Desde no depender de materiales escasos o caros, como el litio, cobalto o manganeso, pero también a nivel de seguridad, al prescindir de líquido en su composición. El resultado es un sistema mucho más sencillo y económico.

El secreto está en su química de zinc-aire. Esta tiene como principal ventaja el relativamente bajo precio del material activo, disponible en abundancia y fácil de obtener en comparación al litio de las baterías usadas hoy en día. Este consta de un ánodo de zinc, un electrolito de sulfato de zinc de pH neutro y un cátodo a base de óxido de manganeso.

La ventaja de sus componentes lo ha indicado en su momento el presidente de la compañía, que ha puntualizado que “no ha habido nunca guerras por el zinc”.

Además de su precio otra ventaja de las baterías de zinc-aire es que son mucho más ligeras, principalmente porque carecen de cátodo, que es el aire. También son más seguras, ya que no contienen un electrolito inflamables, y que las hacen muy interesantes en aplicaciones como la instalación en viviendas particulares o edificios comunitarios. Además, sus materiales son más fáciles de reciclar que las de ion litio. Algo que reduce su huella ambiental.

Otra ventaja de las baterías a base de zinc es que se pueden fabricar en las mismas líneas de producción de las actuales baterías de litio. Algo que facilita su economía de escala y mantiene bajos los costes de fabricación. Se puede añadir que la producción se puede realizar en prácticamente cualquier lugar del mundo sin depender de los grandes centros actuales, lo que reduce el riesgo en un momento donde los movimientos geopolíticos amenazan las cadenas de suministro, y la no menos importante ventaja de su mayor duración, que sus diseñadores estiman será de al menos entre 15 y 20 años antes de necesitar una sustitución de las celdas.

Esto supone según sus diseñadores, un coste entre coste nivelado de almacenamiento entre un 30 y un 50% por debajo de las celdas de litio usadas habitualmente en aplicaciones de respaldo eléctrico.

Entonces ¿Por qué no se están fabricando ya en masa? La respuesta que es que la falta de una mínima economía de escala hace que los costes de producción sean todavía muy altos. En 2021 Salient Energy comenzó a trabajar en una planta piloto en Halifax, Canadá, que comenzará a funcionar en la segunda mitad de este 2022. Luego, planea atraer suficiente capital para construir «una planta de unos cientos de megavatios hora» para finales de 2024.

Pero la capacidad tendrá que avanzar mucho para lograr bajar los costes operativos, ya que la producción de las primeras celdas tendrá un coste de entre un 50% y un 100% más elevado que las baterías de litio. Algo que supondrá destinar esta a nichos de mercado dispuestos a pagar más por un producto más seguro.

No será hasta la segunda mitad de la década, a partir de 2025, cuando desde Salient Energy estima que se podrán reducir los costes y lograr exprimir todo el potencial de una tecnología que se sitúa como una interesante alternativa de futuro para soluciones como el almacenamiento de excedentes desde fuentes renovables, estabilización y regulación de la red, pero también como respaldo para viviendas o edificios que busquen una alternativa segura para sus instalaciones.

Más info | Salientenergy

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