La dirección de un colegio en la Región del Gran Victoria, Canadá, decidieron comenzar a sustituir los autobuses diésel que transportaban a los niños y niñas a clase por modelos eléctricos. Una acción que buscaba empezar a transformar la flota por una más sostenible, pero que además está ofreciendo unos enorme ahorros económicos.
En total se han añadido cuatro unidades que formarán parte de una flota que irá creciendo paulatinamente en los próximos años y que se enmarca en un proyecto de reducción de emisiones de la flota del colegio en un 40% para 2030.
Pero sin duda la sorpresa más interesante que se han encontrado los responsables de la iniciativa es que la electrificación está ofreciendo unos ahorros más grandes de los previstos inicialmente. Algo que se debe al bajo coste de una electricidad canadiense fuertemente dependiente de las renovables. Por ejemplo, solo la tecnología hidroeléctrica ocupó el 60% del mix en lo que llevamos de 2022, o un 81% contando las fuentes sin emisiones, como la eólica y la nuclear. Algo que permite tener un coste energético muy bajo en un escenario donde el precio de los carburantes se ha disparado.
La dirección del colegio ha añadido a la flota unos modelos adaptados capaces de recorrer 200 kilómetros con cada carga, un recorrido que le cuesta al colegio apenas 13 dólares en recargas. Por su parte los modelos diésel necesitan 178 dólares para cubrir la misma distancia. Algo que supone un 92% menos para los impulsados por electricidad.
A esto hay que añadir la menor necesidad de mantenimientos mecánicos, y por ejemplo, apenas tendrán que cambiar de pastillas de freno gracias al uso de la frenada regenerativa. Por supuesto, tampoco tendrán que cambiar aceite y sus filtros.
Un ejemplo del potencial que tiene la electrificación no sólo para reducir emisiones, sino para lograr importantes ahorros económicos en un dinero que podrá ser utilizado en apartados mucho más importantes dentro del colegio.
Fuente | Sd61
