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Un estudio desvela cuántas emisiones de CO2 reducen los patinetes y las bicis eléctricas

El Instituto Frainhofer para la Investigación de Sistemas e Innovación ha realizado un estudio en colaboración con Lime. En él determina en qué medida influyen los servicios de micromovilidad sostenible en las ciudades.

A través de una encuesta realizada a 4167 usuarios de micromovilidad compartida en seis ciudades del mundo, Fraunhofer ISI ha evaluado el nivel de ahorro de emisiones contaminantes que pueden ahorrar estos vehículos eléctricos.

Concretamente, el estudio lo ha realizado el Instituto Fraunhofer para la Investigación de Sistemas e Innovación en colaboración con la empresa de movilidad compartida Lime, que opera en diferentes ciudades de todo el mundo.

Según los datos, sustituir un viaje en taxi por uno en patinete o bicicleta eléctrica supone un ahorro de 679 y 541 g/km de CO2 respectivamente

Para la realización del estudio durante la primavera de 2022, se han tenido en cuenta los hábitos de más de 4000 usuarios repartidos por seis ciudades: Berlín, Dusseldorf, París, Estocolmo, Melbourne y Seattle. Eso sí, los autores del estudio puntualizan que sólo han recopilado información a través de un cuestionario, no observando el uso de dichos medios de transporte in situ.

Cuánto CO2 ahorran los patinetes y las bicis eléctricas

Según indica el estudio, las ciudades en las que más se nota la introducción de los servicios de movilidad compartida son Seattle y Melbourne. Esto se debe a que en Europa se emiten menos emisiones contaminantes para suministrar electricidad al transporte público y los coches eléctricos.

En concreto, la media de ahorro de emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los patinetes eléctricos fue la siguiente:

  1. Melbourne: 42,4 g/km de CO2
  2. Seattle: 37,7 g/km de CO2
  3. Dusseldorf: 22,1 g/km de CO2
  4. París: 20,7 g/km de CO2
  5. Berlín: 14,8 g/km de CO2

Esto se traduce en un ahorro mensual de entre 4 y 66 toneladas de CO2, lo que en París equivaldría a plantar 1000 árboles cultivados durante 10 años, indica el estudio. Este también desvela que el impacto de las bicicletas eléctricas es menor que el de los patinetes. Esto se debe a que reemplazan en menor medida a otros transportes individuales. También a la menor proporción de viajes y menor intensidad de uso, así como una tasa más elevada de robos.

Las bicicletas eléctricas reducen las emisiones en menor medida que los patinetes. Foto: Freepik

En concreto, los datos señalan que las bicicletas eléctricas reducen las emisiones de CO2 a una media de:

  1. Dusseldorf: 20,4 g/km de CO2
  2. París: 15,4 g/km de CO2
  3. Seattle: 15,2 g/km de CO2
  4. Melbourne: 13,7 g/km de CO2
  5. Berlín: 13 g/km de CO2

El servicio de taxi, el más reemplazado

El estudio también ha analizado qué tipo de transporte es sustituido en mayor medida por los patinetes y las bicicletas eléctricas. Y el que más sufre las consecuencias de estas alternativas de movilidad es el servicio de taxi, seguido del transporte privado.

Según los datos, esto supone un ahorro de 679 y 541 g/km de CO2 respectivamente en cada viaje en el caso de los taxis. Por su parte, en lo que respecta a los coches de combustión privados, el ahorro es de 334,6 g/km de CO2 para el patinete eléctrico y de 272,9 g/km de CO2 para la bicicleta eléctrica.

El taxi es el transporte reemplazado en mayor medida por los patinetes y bicis eléctricas. Foto: Freepik

Eso sí, el uso de los servicios compartidos también puede ser contraproducente, pues en muchos casos reemplaza a la caminata o al uso de patinetes o bicicletas privadas. Incluso, puede hacer que se realicen trayectos que en condiciones normales no se harían, generando recargas y emisiones adicionales. Según los datos, este incremento varía entre 18,8 g/km (bicis eléctricas personales vs. compartidas) y 199,3 g/km de CO2 (viaje no realizado vs. viaje en e-bike compartida).

«Por un lado, la industria debería extender aún más la vida útil de los vehículos, continuar descarbonizando la fabricación contribuyendo a una circular economía. También utilizar asociaciones para inducir un cambio de modo favorable de los taxis, los viajes compartidos y los automóviles personales», ha recomendado Claus Doll, experto en Movilidad de Fraunhofer ISI.

«Y, por otro lado, los proveedores y los urbanistas deberían trabajar juntos para lograr una mejor conexión de la micromovilidad y el transporte público. Por ejemplo, estableciendo centros de movilidad y herramientas fiables de planificación de viajes intermodales para transferencias fluidas», ha concluido.

Fuente | Zag Daily

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