Son muchas las empresas que aspiran a revolucionar el mercado de las baterías con el electrolito sólido. Desde grandes multinacionales como Toyota, hasta pequeñas startups como Fisker o Dyson. Y es que el fabricante conocido por sus aspiradoras se ha convertido en uno de los protagonistas de esta persecución de la tecnología que promete disparar la capacidad de las baterías.
Como recordamos, en 2015 Dyson compraba por sorpresa una conocida empresa de investigación centrada en las baterías de electrolito sólido. Era Sakti3, que desde hacia unos años venía sonando con fuerza dentro de la industria. Pero el proceso de desarrollar unas baterías es un camino muy largo, y costoso, lo que obligó a la pequeña startup a buscar ayuda. Y esta la encontró en una Dyson que comenzaba a dar sus primeros pasos de carga al proyecto de diseñar su propio coche eléctrico.
La compra se cerró en su momento en 76 millones de euros, y permitió a Dyson contar con su propio departamento de desarrollo de baterías de electrolito sólido. Uno de los primeros entre las grandes empresas.
Ahora tres años después los trabajos en Satki3 continúan, y como prueba de ello la confirmación de que Dyson destinará 51 millones de dólares al proyecto para lograr acelerar los desarrollos. Una buena señal de que las cosas podrían estar encaminadas, y que en pocos años podremos ver como su diseño llega a buen puerto.
Una inversión que se acompaña de otras importantes dotaciones para este proyecto, como los 223 millones de euros destinados a crear un centro de pruebas de sistemas eléctricos y de conducción autónoma.
Un antiguo aeródromo que será convertido en un laboratorio para el desarrollo de nuevas tecnologías de conducción, y que desde el fabricante británico esperan les permitan continuar con su expansión y crecimiento gracias a su nuevo departamento de automoción.
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