El BMW i5 se está acercando al final de su proceso de desarrollo. La esperada berlina eléctrica, que debutará el próximo 24 de mayo, comenzará a fabricarse este verano en Dingolfing (Alemania), si bien su lanzamiento comercial se hará esperar hasta el mes de octubre.
Nuestro protagonista será la versión 100% eléctrica del Serie 5 de octava generación, que se asentará sobre la plataforma multienergía CLAR. Gracias a esta arquitectura de gran flexibilidad, el sedán bávaro también estará disponible con motores de combustión interna y variantes híbridas enchufables. Debido a las diferencias de peso entre unos modelos y otros, el i5 tendrá una puesta a punto específica.
El vehículo se ha enfrentado durante más de un año a un programa de pruebas muy variado. El ajuste final de todos los componentes se ha llevado a cabo en la pista de pruebas de la compañía en Miramas (Francia), incluyendo la validación del circuito integral de calefacción y refrigeración con función de bomba de calor para la transmisión, la batería y el habitáculo.
El i5 estará disponible inicialmente en dos versiones: eDrive40 y M60 xDrive. Este último equipará de serie el sistema Adaptive Suspension Professional, que incluye amortiguadores controlados electrónicamente. La novena generación del sistema Vertical Dynamics Management tendrá en cuenta todas las variables de entrada disponibles, incluyendo la velocidad de las ruedas, el ángulo de dirección, la velocidad de guiñada y la aceleración, para establecer las fuerzas de amortiguación ideales.
El BMW i5 estará disponible en dos versiones
De acuerdo con BMW, el Serie 5 ofrecerá una agilidad digna de un Serie 3 con un confort de marcha equivalente al de un Serie 7. Aunque todavía no se han dado a conocer la mayoría de sus características técnicas, la marca ya ha publicado los datos de consumo preliminares. El i5 eDrive40 homologará en mixto 16,0-19,7 kWh/100 km y el i5 M60 xDrive 17,9-21,2 kWh/100 km.
En Alemania, Canadá y Estados Unidos estará disponible el Highway Assistant, que se podrá utilizar a velocidades de hasta 130 km/h. Este sistema controla la distancia con el vehículo precedente, centra el coche en el carril y permite los cambios automáticos de carril con activación ocular gracias al uso de una cámara interior.
«Al mirar por el retrovisor exterior, el automóvil debe iniciar el proceso de cambio de carril y realizar los movimientos de dirección y los ajustes de velocidad necesarios a velocidades de hasta 130 km/h, una vez que el conductor haya confirmado que quiere hacerlo y la situación del tráfico lo permita. El gesto puramente visual complementa el uso anterior de la palanca indicadora de giro o intermitente, que también está disponible como alternativa».
