Ford deja de fabricar uno de sus eléctricos más importantes apenas 3 años después de su lanzamiento

Hace unos años, Ford se puso como objetivo convertirse en una marca 100% eléctrica en el mercado europeo para 2030. Una meta muy ambiciosa que sin embargo ha tenido que ser abandonada: las ventas no están creciendo al ritmo esperado, y modelos como el Explorer o el Capri están muy lejos de poder considerarse precisamente un éxito comercial. Por ello, la firma del óvalo ha revisado sus planes.

En 2023 ya se anunció que reduciría en unos 12.000 millones de dólares sus inversiones planificadas en electrificación; además, recientemente se confirmó el despido de un 25% de la plantilla en su factoría de Colonia (Alemania) debido a la escasa demanda de los antes mencionados Explorer y Capri, los cuales fueron desarrollados conjuntamente con Volkswagen, que aportó su plataforma MEB.

Esto no significa que Ford vaya a dejar de apostar por el coche eléctrico; de hecho, hace escasos días se anunció un acuerdo de colaboración con Renault para crear dos nuevos modelos eléctricos de corte asequible basados en la plataforma AmpR Small del grupo galo. Todo apunta a que se tratará de un utilitario y un SUV herederos de los Fiesta y Ecosport. Ambos se fabricarán en Francia, concretamente en Douai y Maubeuge.

En paralelo, la compañía estadounidense continúa trabajando en una nueva plataforma eléctrica de bajo coste con la que aspira a igualar la estructura de costes de líderes como BYD. La conocida como Universal EV Platform estará destinada principalmente al mercado norteamericano, y servirá como base para una nueva generación de SUV y camionetas de corte relativamente económico.

Ford apuesta por los eléctricos pequeños y medianos en detrimento de los modelos grandes

La UEV utilizará un 20% menos de piezas que un coche convencional y su fabricación será un 15% más rápida. El proceso de producción también incorporará importantes cambios: la clásica cadena de montaje inaugurada hace más de un siglo con el Model T será reemplazada por un 'árbol de ensamblaje' en el que la sección frontal, la trasera y la central (que incluirá la batería) se montarán por separado, uniéndose al final.

Ford usará megacastings de aluminio para reducir complejidad y costes; por otro lado, empleará hasta un 20% menos de elementos de fijación. El cableado se acortará y perderá 10 kg respecto a un SUV eléctrico actual. Las plantas que se encarguen de fabricar la nueva plataforma necesitarán un 40% menos de estaciones de trabajo. El primer modelo en utilizarla será el Ranchero, una pick-up mediana con chasis monocasco que tendrá un precio objetivo inferior a los 30.000 dólares.

Ford quiere centrarse en la producción de eléctricos más pequeños y baratos, un nicho donde ve mayores posibilidades de crecimiento. Por ello, no sorprende que haya decidido discontinuar la enorme F-150 Lightning, cuya producción ha terminado apenas tres años y medio después de su lanzamiento. La próxima generación del modelo tendrá un extensor de autonomía (EREV), una tecnología que la empresa considera que encaja mejor en un vehículo de su tamaño.

"Finalizamos la producción del Lightning este mismo mes", ha confirmado Andrew Frick, presidente de Ford Blue y Ford Model e. "Esto se hizo en respuesta a la realidad del mercado y a las preferencias de los clientes". Por el momento los concesionarios siguen teniendo stock de la camioneta eléctrica, cuyas ventas no han cumplido con las expectativas del fabricante.