La recarga rápida de las baterías de los coches eléctricos es una carrera por lograr alcanzar potencias suficientemente elevadas como para reducir el tiempo de forma cada vez más notable. Una de las claves para la expansión futura de una infraestructura que cada vez tendrá que atender a más vehículos cada jornada.
Ahora General Motors ha confirmado los trabajos en una nueva tecnología que permitirá llevar esta recarga a un nuevo nivel. En la actualidad podemos encontrar propuestas como la de los Supercargadores de Tesla, que logran recargar hasta 9.7 kilómetros de autonomía por minuto, o el próximo Porsche Taycan, que con su sistema de 800 V será capaz de llegar a los 20 kilómetros por cada minuto conectado.
La propuesta de General Motors, que está colaborando con la compañía especializada en sistemas de gestión térmica Delta Americas, ha logrado en las primeras pruebas llegar a los 29 kilómetros por minuto conectado. Algo que supondrá que un coche con este sistema podrá recuperar 290 kilómetros en apenas 10 minutos conectado.
La idea de este proyecto de tres años, es tener la tecnología lista para su aplicación en modelo de calle para el 2023, para cuando la propia General Motors planea tener al menos 20 coches eléctricos diferentes a la venta. Unos vehículos que podrán acceder a unas elevadas cifras de potencia de recarga, lo que facilitará los grandes desplazamientos. Una tecnología que supondrá elevar las cifras de potencia más allá de los 450 kW por punto, y superar los 1.000V.
Según el analista de la consultora Navigant Research, Sam Abuelsamid: «Todo el mundo quiere replicar el modelo de repostaje de las gasolineras. Esto es especialmente cierto para la gente que vive en las ciudades, donde los usuarios suelen tener menos posibilidades de acceder a un punto de recarga doméstico«.
Un tipo de cliente que suele estar interesado en las nuevas tecnologías, como el coche eléctrico, pero que se ve limitado por la falta en muchos casos de una plaza de garaje donde situar su cargador. Unos conductores que gracias a una red de recarga ultra-rápida, sumado a unas baterías y autonomías cada vez más amplias, podría circular con un coche eléctrico prácticamente de la misma forma que con su actual modelo con motor de combustión.
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