Angela Merkel, la canciller alemana, quiere ayudar a los fabricantes de automóviles alemanes a compensar los mayores costes asociados al desarrollo de coches más sostenibles. «Alemania y sus fabricantes de automóviles se enfrentan a una tarea hercúlea», declaró Merkel el pasado jueves durante la ceremonia de apertura del Salón del Automóvil de Frankfurt.
«Queremos dirigir el comportamiento de las personas en una determinada dirección. Las restricciones de emisiones son la forma correcta de dejar claro que todas las innovaciones deben seguir el objetivo de emitir menos CO2. Si hacemos esto de manera responsable y a largo plazo, habrá incentivos para mover la innovación en la dirección correcta«.
Las grandes beneficiadas de la ayuda del gobierno alemán serán Volkswagen, Daimler (Mercedes-Benz) y BMW, los tres grandes fabricantes alemanes. Con todo, no deberíamos descartar que Opel (aunque la marca es de origen alemán, a día de hoy pertenece al grupo francés PSA Peugeot-Citroën) y Ford (Ford es americana, pero su división europea opera desde Alemania) también reciban apoyo del ejecutivo.
Actualmente, toda la industria europea está realizando un titánico esfuerzo para acelerar la electrificación de sus gamas de vehículos, pues tras el escándalo del Dieselgate en el año 2015, las autoridades se han vuelto mucho menos permisivas y han decidido aprobar unos límites de emisiones muy estrictos que entrarán en vigor en 2021. Para evitar las sanciones, los fabricantes deberán apostar por el coche eléctrico para rebajar lo suficiente su media de emisiones.
A raíz de estas inversiones, los beneficios de las empresas automovilísticas han comenzado a disminuir; además, la cada vez mayor competencia de las marcas de origen chino dificulta todavía más la situación. Esto es especialmente grave si tenemos en cuenta que Alemania, uno de los motores de la Unión Europea, cuenta con una industria automovilística de gran importancia que emplea a cientos de miles de personas en el país.
Con Alemania al borde de una recesión económica, Merkel es consciente de que no puede dejar a su suerte a los fabricantes nacionales. Sin embargo, todavía no se ha concretado en qué consistirá la ayuda que recibirán las empresas del sector por parte del gobierno nacional. La canciller, que ha tenido que renunciar a su objetivo de tener un millón de coches eléctricos en las carreteras alemanas para 2020, sabe que el ejecutivo debe promover la demanda de coches eléctricos para que los fabricantes amorticen sus inversiones.
«Si uno cree que la protección del clima es una tarea para la humanidad, y creo que lo es, entonces debemos pagar este precio porque de lo contrario tendremos que pagar un precio totalmente diferente».
Fuente | Automotive News Europe
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