Después de unos años donde el interés sobre el coche eléctrico ha explotado, y con el se ha producido un importante flujo de inversión para el desarrollo de nuevos modelos y nuevas marcas, parece que estamos entrando en una fase de corrección donde las ventas siguen creciendo, pero los márgenes y los costes se ajustan. Un ritmo que no todas las marcas pueden seguir, y que supondrá la quiebra de algunas compañías del sector.
El pasado mes de diciembre, Elon Musk dijo a los medios que solo había dos compañías norteamericanas que lograrían sobrevivir en esta nueva era del coche eléctrico. Tesla y Ford. El resto terminarán por desaparecer.
Algo parecido puede suceder con el resto de grupos, donde el apoyo de la empresa matriz es fundamental para superar esta criba. Pero no todas las marcas tienen un grupo por detrás que les respalde.
Por ejemplo, la división de coches eléctricos de Ford, Model E, es una fuente de pérdida de dinero. Pero el año pasado logró matricular 77.500 unidades, con un crecimiento del 120% interanual. Es una división que está en fuertes pérdidas, unos 3.000 millones estimados para este año, pero el apoyo de la matriz hace que pueda continuar su desarrollo hasta llegar a los beneficios.
Otro ejemplo es Polestar. La marca sueca propiedad del grupo chino Geely que también está en números rojos, con unas ventas de 51.000 unidades y un crecimiento del 80% anual. Un panorama en lo económico negativo, pero que gracias al impulso de su propietaria le permitirá continuar su desarrollo.
También tenemos el caso de uno de los líderes del sector, BYD. Un fabricante en plena carrera de crecimiento que está disparando sus ventas más del 100% cada año, y que le permitirá superar las 3 millones de unidades este ejercicio. Una dinámica positiva en incremento de ventas pero también de margen de beneficio, donde ya supera el 20%. Algo que hace muy difícil que llegue a caer a corto plazo.
Los fabricantes de coches eléctricos que podrán quebrar en los próximos 12 meses
NIO puede ser uno de los nombres que podrían engrosar esta lista. Las cifras de ventas están algo estancadas y la expansión internacional no está respaldada por un producto demasiado competitivo frente a sus rivales occidentales. No han llegado para romper el mercado.
La marca china continúa con fuertes pérdidas y su futuro dependerá en gran medida de los nuevos lanzamientos, como el NIO ES6. Un crossover sobre el que hay grandes esperanzas depositadas y que se lanzará al mercado en China la próxima semana.
Un modelo de 4.85 metros de largo y dotado de baterías de 75, 100 y próximamente de 150 kWh, lanzado en 2018 que ha representado el 52% de las ventas del fabricante entre 2019 y 2021, lo que nos da una muestra de que su éxito es capital para el futuro de la marca.
Entramos en la zona de peligro, donde encontramos a Xpeng. La marca china acumuló el pasado año 1.100 millones de euros de pérdidas, lo que indica que el flujo de caja podría estar bajando de forma importante, siendo para los analistas suficiente para aguantar entre 12 y 24 meses.
Algo que como NIO, dependerá del éxito de sus últimos lanzamientos. En este caso se trata de otro SUV, el G9. Un modelo que se coloca en el segmento del Tesla Model Y, pero que ha decepcionado a los analistas chinos que han indicado que es peor de lo esperado. Algo que ha provocado la apertura de una fase de agitación interna y ajustes en la dirección a la búsqueda de retomar la dinámica.
La situación de Rivian es aún menos optimista. Una startup norteamericana que cuenta con un buen flujo de caja, pero que está quemando rápidamente. En 2022, las pérdidas llegaron a nada menos que 6.900 millones de dólares, al mismo tiempo que el número de entregas apenas llegó a las 20.000 unidades.
Dos tendencias que de mantenerse, altos gastos de efectivo y baja producción, que puede dar como resultado la predicción de Elon Musk de la caída de Rivian en 12 meses.
Pero si hay un nombre que todas las señales indican es la principal favorita a caer en menos de un año, y el principal señalado por Elon Musk, esta es Lucid Motors. Un fabricante que no para de quemar efectivo y que tiene un flujo de caja muy limitado. Algo completado con una capacidad de producción casi anecdótica donde se estima que este año apenas llegará a las 4.000 entregas, con 8.000 unidades producidas. Algo que se traducirá en que el 50% de la producción pasará directamente al listado de unidades en stock.
Unas dinámicas en las que además de la demanda y la capacidad de producir coches, contará con la variable de la situación macroeconómica. Una situación con tintes pesimistas donde la inflación puede frenar a muchos usuarios a lanzarse a la compra de un coche nuevo, lo que provocará un ajuste del mercado donde sólo los más fuertes podrán sobrevivir a corto plazo.
