Los fondos de inversión están explorando con cada vez más intensidad las oportunidades que ofrece el sector del coche eléctrico y la conducción autónoma. Dos tecnologías que caminan de la mano y donde los fabricantes tradicionales han dejado un hueco que nuevas marcas están aprovechando para acceder a este competitiva industria.
Así al menos lo indica un informe de las consultoras CB Insights y PricewaterhouseCoopers, que ponen sobre la mesa la evolución de esta inversión. Para ello podemos echar un vistazo a las cifras que se manejaban hace apenas dos años, cuando de media los inversores de riesgo destinaban entre 100 y 350 millones de dólares por trimestre a estas tecnologías. Una cifra que puede compararse con los 1.900 millones que se han contabilizado en el tercer trimestre de este año.
El grueso de la inversión se lo ha llevado el fabricante chino Lucid Motors, que ha visto como el fondo soberano de Arabia Saudita respaldaba su proyecto con 1.000 millones de dólares. También han atraído capital otras empresas dedicadas a la conducción autónoma, como Pony.ai, ThinCI, y Zoox, esta última con una ronda de financiación en la que ha sido capaz de captar nada menos que 500 millones de dólares.
Esta dinámica choca con la política de los fabricantes tradicionales, que han limitado su inversión en el sector del coche eléctrico y autónomo, principalmente a la espera de que logre alcanzar un punto de desarrollo suficientemente elevado como para permitir lograr beneficios.
Un impás de espera que como vemos está siendo aprovechado por fondos de inversión que han visto una oportunidad de hacerse un hueco en una industria multimillonaria, pero que supondrá un importante esfuerzo económico a corto y medio plazo hasta que esta logre ofrecer rendimientos positivos.
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