A pesar de ser una de las marcas que aparentemente más está invirtiendo en movilidad eléctrica, Volvo no se libra del riesgo de sufrir en sus carnes las fuertes multas que Europa prepara para los que no cumplan con los nuevos requisitos de emisiones para este año. Algo que demuestra que sólo con buenas intenciones las marcas no evitarán las sanciones que protagonizarán sus balances en los próximos ejercicios.
En el caso de Volvo, la UE ha puesto una medida de emisiones máxima de 111 a 112 gramos de CO2 por km. En 2018 el fabricante sueco logró un promedio de 128.9 gramos por kilómetro, una cifra que se estima se colocará en los 121 gramos por KM a finales de este año. Algo que de cumplirse supondrá que Volvo tendrá que afrontar multas de unos 382 millones de euros siempre y cuando logren alcanzar una cuota de enchufables del 14%. Si se quedan por debajo, la sanción será incluso mayor.
Para evitarlo, el director ejecutivo de Volvo ha indicado que esperan aumentar de forma significativa la cuota de ventas de híbridos enchufables este mismo año. Un salto adelante más que llamativo que supondrá pasar del 10% logrado el pasado año, hasta una cifra cercana al 25%. Algo que en la práctica significa que de las 46.000 unidades vendidas en 2019, Volvo tendrá que llegar a las 115.000 unidades en 2020.
De lograrlo, Volvo se beneficiará del formato que usa la UE que otorga a los coches enchufables con más de 50 km de autonomía en modo eléctrico homologada de los súper créditos. Un sistema que permite multiplicar el efecto de cada coche vendido. Un sistema que por otro irá reduciendo sus efectos en los próximos dos años, hasta desaparecer en 2022.
Para lograr aumentar sus ventas de enchufables, Volvo está preparándose para ampliar la oferta con propuestas más económicas. En la actualidad su modelo más económico es el XC40 T8, que arranca en los 45.550 euros en España. Unas propuestas que se integrarán en la denominación T6 de los modelos V60, V90 y XC60, y que contarán con un sistema menos potente que permita también rebajar su precio.
La cuestión es si Volvo será capaz de lograrlo. El fabricante ha admitido que también se están viendo afectados por el problema de suministro de baterías, sin el cual podrían haber llevado las ventas en 2019 más allá del 10%. Un problema que al mismo tiempo aseguran haber solucionado con los nuevos contratos firmados el pasado año con LG y CATL, que les permitirá contar con baterías para cubrir todos los pedidos.
Ahora la cuestión es saber por dónde tirará el mercado. Los grandes rivales de Volvo están apostando muy fuerte por los coches eléctricos a batería para tratar de minimizar el impacto de las multas de Europa. Mercedes, Audi o BMW están comenzando a lanzar o a ultimar sus propuestas en el sector del coche eléctrico a batería. Un sector que han cerrado el año en el mes de diciembre con una cuota del 68% frente al 32% de los híbridos enchufables. Una cifra que en 2018 había sido del 64% / 36% y que nos indican que las ventas de híbridos enchufables se está enfriando respecto a los eléctricos a batería.
Una tendencia al alza de los eléctricos puros que podría echar por tierra la estrategia de Volvo que no contará con su primer eléctrico hasta finales de este año, cuando llegue el XC40 Recharge P8, que sin duda será un modelo con una gran acogida pero que por si sólo no podrá ayudar al fabricante a librarse de las multas.
Otro ejemplo de que la improvisación y el dejar todo para el último momento no son una buena idea, y eso que hablamos de una marca que ha hecho mínimamente sus deberes. Algo que hace temer que aquellos grupos con más retraso sufrirán con dureza la actual situación que según la consultora PA Consulting, supondrá que la UE llegará a imponer hasta 14.500 millones de euros en multas a los 13 mayores fabricantes de coches de la región por superar los objetivos de emisiones.
