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El coche autónomo, y eléctrico, necesitará un tipo de baterías más resistentes

Akira Yoshino es considerado uno de los padres de las baterías de litio. Desarrolló un primer prototipo de esta tecnología en 1984, sobre el que se evolucionó un sector que no ha parado de crecer.

Este veterano investigador ha realizado unas interesantes declaraciones donde habla sobre el futuro del coche eléctrico y autónomo. Un sector este último que todos pensamos que su mayor reto será el desarrollo de los sistemas de cámaras y sensores, además de la inteligencia artificial, que permita a estos vehículos poder conducirse sin un humano en pocos años.

Pero para el Sr Yoshino, también habrá que afrontar un reto con sus baterías. A diferencia de un coche convencional, un coche autónomo será con gran posibilidad un vehículo compartido. Ya sea por un propietario, o formando parte de una flota. Y un vehículo compartido por 10 personas, supondrá que estará en funcionamiento durante mucho más tiempo que un vehículo particular.

Esto supone que será necesario no sólo hacer baterías de mayor densidad energética para lograr más autonomía, sino también crear unas químicas más resistentes capaces de soportar un uso más intensivo. Vehículos que recorrerán más kilómetros y en recorridos más cortos que provoca una expansión y contracción de los materiales de una forma mucho más frecuente. Algo que puede llevar a buscar nuevas combinaciones de materiales como el titanato de litio para el ánodo.

Según el Sr Yoshino «Los coches son una nueva aplicación. Tendremos que esperar para ver que tipo de baterías. El futuro de las baterías dependerá del futuro de la sociedad del automóvil«.

La pregunta es el cuándo. Según un estudio de la consultora McKinsey&Company para 2030 los coches autónomos habrán superado todas las barreras, tanto las tecnológicas, como las legales y también las más complejas de superar, las de la confianza del conductor. Apenas dos décadas después, en 2050, la mayor parte de los coches que se circulen por las vías públicas tendrán ese sistema ya integrado como parte de su equipamiento.

Esto quiere decir que los desarrolladores todavía tienen al menos 10 años para crear una batería capaz de soportar un uso tan intenso como el que tendrán los vehículos autónomos. Un tiempo que coincide con los plazos de los principales desarrolladores para con el electrolito sólido. Una tecnología con gran potencial que añade su resistencia a una lista que también integra su mayor densidad energética.

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Vía | Bloomberg

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