Realmente extraña la situación que esta semana hemos visto respecto a un Tesla. La historia procede del organismo de certificaciones y homologaciones de Luxemburgo, que ha realizado un test frente a la prensa en la que exponía a dos coches a una prueba de choque contra un bloque de cartón para conocer su nivel de frenada de emergencia.
Por un lado ya es extraño que este tipo de organismos realicen este tipo de pruebas frente a los medios. También cuando menos curioso que se enfrente a un flamante Volvo S90 del 2018, contra un Tesla Model S del 2015.
En el test el Tesla Model S logra frenar, pero falla en evitar impactar contra el bloque de espuma que simula la presencia de otro vehículo. Una situación que además se produce a una baja velocidad, 30 km/h. Por su parte el Volvo ha sido capaz de completarla con éxito a 60 km/h.
Desde Tesla se ha indicado que no conocían esta prueba, y que no tienen demasiados datos de la metodología. En declaraciones al portal Electrek, representantes del fabricante norteamericano han indicado haber logrado la identificación del Model S, que era un unidad de 2015 registrada en Alemania como coche de alquiler.
Por supuesto las preguntas han saltado por si solas. Por un lado saber por qué un coche con el Autopilot de primera generación, y frenada de emergencia, no ha sido capaz de detenerse a baja velocidad ante la presencia de un objeto que parece bastante claro a nivel de visibilidad. También hay quién pone en cuestión el propio formato de la prueba, que utiliza una recreación plana de un vehículo, que no tiene nada que ver con el diseño de un coche real.
Por otro lado lo más evidente, que ha sido enfrentar de forma pública a dos modelos separados por tres años de desarrollo. Sobre todo un Model S que apenas un año después recibió la nueva generación del Autopilot, que mejora las prestaciones del anterior.
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