La recarga pública es uno de los pilares para el correcto despliegue del coche eléctrico. Un elemento sin el cual no habrá ni evolución ni revolución en un sector clave para un país tan dependiente a nivel energético como España, y a la vez potencia latente en industrias como las energías renovables.
Conscientes de esto, al menos sobre el papel, las administraciones de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid están trabajando en un proyecto que tiene como objetivo desplegar una red de puntos de carga rápida para coches eléctricos, y que no estén separados por más de 10 minutos entre ellas. Un proyecto que está buscado emplazamientos donde las empresas relacionadas y gestores podrán instalar sus estaciones.
De forma paralela el propio Ayuntamiento de Madrid planea convertirse en gestor de carga, a través de la Empresa Municipal de Transporte. De esa forma podrá afrontar las instalaciones y realizar la explotación comercial de dicha red, y hacerlo con plenas garantías legales.
Esta medida pretende revitalizar tanto unas ventas que a pesar de marcar máximos históricos sigue en niveles muy bajos, 536 unidades en marzo entre eléctricos e híbridos enchufables, y que ahora se verá frenada por el parón del Plan MOVEA. Una cifra que podemos comprar con las 5.000 unidades que ha logrado Francia el mismo periodo.
También se pretende animar a la gente además de a lanzarse a la compra, también a moverse con el coche y confiar más en una red de recarga que el pasado año ha tenido un nivel de uso casi ridículo. Los 24 puntos instalados en zonas públicas han tenido un consumo de apenas 3.532 kWh en todo el año, unos 728 euros de facturación (suponemos que teniendo en cuenta la potencia contratada).
Algo que este año ya ha aumentado hasta los 10.433 kWh. El triple que todo el pasado año, pero que supone apenas seis sesiones cada día en su totalidad.
Vía | El País
