El propietario de un Tesla Model S está minando bitcoins gratis con la electricidad de los Supercargadores

La extracción de las llamadas bitcoins o criptomonedas está en auge. Creadas en 2009, a día de hoy están tan extendidas que algunos datos reflejan que se está gastando más electricidad al año en minar nuevas bitcoins mediante el trabajo de ordenadores que toda la energía que pueda consumir un país como Irlanda en el mismo periodo de tiempo. Se estima que en total 159 países consumen menos electricidad anual de la que consume la minería de bitcoins.

Así, numerosos «mineros» buscan obtener electricidad gratis que les permita obtener más y más criptomonedas de forma económica. Aquí entra en juego Tesla, pues muchos propietarios de los Model S y Model X tienen un acceso gratuito e ilimitado a la red de Supercargadores, que proporciona electricidad para alimentar las baterías de sus coches durante los viajes de larga distancia.

Así, algunos usuarios han montado un sistema de ordenadores en el maletero de sus Tesla para poder extraer bitcoins mientras el coche carga en una de las estaciones de Tesla. Por el momento se tiene constancia de un usuario que ha llevado a cabo esta idea, si bien se sospecha que hay unos cuantos más. Este tipo de instalación requiere del aire acondicionado del coche para refrigerarse, pues el trabajo al que se somete a las computadoras es muy intenso.

Es poco probable que Tesla tolere estos comportamientos durante mucho tiempo, pues la electricidad de los Supercargadores está disponible de forma exclusiva para que los usuarios pueden recorrer largas distancias con sus eléctricos.

Gran parte de la electricidad gastada en los bitcoins procede de la quema de carbón, por lo que además todo el proceso de minado es muy contaminante y está empezando a ser visto con malos ojos por las autoridades, que ven como el derroche energético comienza a irse de las manos de los usuarios.

Algunas fuentes señalan que para antes de 2020 la burbuja del bitcoin estallará y toda la locura asociada a su minado desaparezca, pero hasta entonces, puede que las autoridades deban comenzar a estudiar su restricción, pues puede suponer un desastre medioambiental que sus usuarios quizás ni lleguen a imaginar.

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Fuente | Tree Hugger