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El enorme reto del reciclado de las baterías de los coches eléctricos

En los últimos años, las ventas globales de coches eléctricos e híbridos han seguido una senda positiva que han disparado sus entregas, y con ellas la producción de las baterías que alimentan su sistema de propulsión. Según los datos de investigación de la Agencia Internacional de Energía, en 2018 habrá más de 5,1 millones de vehículos eléctricos en el mundo, una cifra que crecerá hasta los más de 130 millones en 2030. El resultado será millones de toneladas de baterías que necesitarán ser recicladas en los próximos 10 años. Un reto para el que la industria todavía necesita prepararse.

Según aumentan las ventas, también lo hace el número de baterías que necesitan ser recicladas. Si la batería retirada no se maneja adecuadamente en este proceso, puede llegar a causar un impacto a nivel ambiental y sobre todo un enorme desperdicio de materiales en muchos casos escasos y costosos. Algo que debería incentivar a los estados a poner en marcha proyectos para tener controlada de antemano esta situación.

Uno de los problemas es que los procesos de reutilización de los materiales es en ocasiones altamente contaminante. Tradicionales en grandes mercados como China, se incineraban las baterías a bajas temperaturas, y se generará una gran cantidad de gases de flúor durante el proceso. Las emisiones directas causaban unas elevadas emisiones contaminantes y unos residuos que debían ser almacenados y que también tenían peligro de contaminar la zona.

Para los expertos, el reto ahora es lograr que las empresas relevantes de la industria del reciclaje de baterías hagan esfuerzos continuos sobre esta base, con la esperanza de encontrar el camino hacia el desarrollo más sostenible de la industria del reciclaje de baterías. Todo a través de la innovación continua de la tecnología más eficiente.

Grandes empresas como BASF, Toyota, Circa Group, SKI, etc., han hecho muchos avances en el campo del reciclaje de baterías de energía. En septiembre de 2019, BASF anunció planes para establecer asociaciones con las empresas francesas Ehmann (Eramet) y Suez, para lanzar un negocio de reciclaje de baterías usadas para vehículos eléctricos.

El objetivo de BASF se basa en la expansión de la capacidad de producción de materiales de cátodos, a través del diseño del una potente industria del reciclaje de baterías para proporcionar un suministro continuo de materias primas para el mercado de materiales.

Para ello se han invertido 4,7 millones de euros a un proyecto de reciclaje de baterías de iones de litio llamado «ReLieVe» que se ha puesto en marcha en colaboración con la Organización de Materias Primas, fundada por la Unión Europea. El proyecto se lanzará en enero de 2020, con la empresa francesa Suez encargada de recoger y desmantelar las baterías, la alemana Ehmann encargándose de su reciclado, y BASF produciendo materiales para poder fabricar nuevas baterías de litio.

Por su parte el gigante Toyota estableció en septiembre de 2019 su segunda planta de reciclaje de baterías fuera de Japón. Una instalación que se ha localizado en la provincia de Liu, Tailandia, y que se suma a la que tienen en Bélgica.

Otra empresa que se ha acercado al mercado del reciclado de baterías es el Grupo Circa. Una empresa australiana que ha participado en el proyecto R2LIB (recuperación y reproducción de baterías de iones de litio) y utilizó celulosa residual para producir un solvente biológico (específicamente para la recuperación de polivinilideno difluoroetileno).

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También a finales de agosto de este año la coreana SK Innovation, anunció que estaba desarrollando una tecnología para recuperar altas concentraciones de hidróxido de litio de materiales anódicos de las baterías de litio, y se esperaba que comercializara su aplicación en cadena a lo largo del próximo año.

SKI ha confirmado que la tecnología podría ayudar a recuperar más del 80% de los materiales que conforman las baterías, y mejorar la pureza de materiales clave como el níquel, el cobalto y el manganeso. Kim Jun, director ejecutivo de SKI, anunció al mismo tiempo que estaban a punto de lanzar una estrategia de batería como servicio (BaaS) que abarcaba la producción, ventas, mantenimiento, alquiler, carga y reciclaje de baterías.

Algunos expertos de la industria predicen que el mercado del reciclado de baterías puede aumentar del 3% actual al 90% en el futuro. Pero para ello hará falta una legislación clara, que permita justificar tanto ayudas públicas como la inversión privada en un sector todavía en fase embrionaria, pero que debe ser tratado lo antes posible para evitar crear un problema de enormes proporciones, y que a corto plazo ya está siendo usado por los críticos con el coche eléctrico con la pregunta de qué vamos a hacer con esas baterías.

Una tarea que requerirá enormes inversiones en una industria de futuro. Algo que sin duda no será fácil lograr, y que sólo se conseguirá creando un marco regulatorio adecuado para no repetir el crear el problema y luego buscar la solución.

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