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Tres años después se confirma que la carretera solar levantada en Francia es un completo fracaso

Hace ya tres años que se puso en marcha la primera carretera solar del mundo. Un pequeño tramo situado en Normandía, Francia, que tras este tiempo ha visto como su propuesta se ha convertido en un verdadero desastre. Desde en la eficiencia lograda en la producción eléctrica, hasta su resistencia al paso del tráfico, e incluso siendo demasiado ruidosa para molestia de los vecinos.

El proyecto nació con fuertes críticas por razones evidentes como la colocación en una zona poco indicada para los paneles solares como es una carretera, que además cuenta con un elemento como es el tráfico que provoca sombras que reducen todavía más dicha eficiencia. Pero sobre todo por que ha sido financiada por el estado francés, que ha tenido que destinar 5 millones de euros.

La idea de este tramo formado por 2.600 placas y que mide 1 kilómetro de largo, era el poder abastecer de electricidad a una población de 5.000 habitantes. Pero la realidad es que la producción se ha quedado muy por debajo del objetivo por cuestiones básicas como la poca radicación de la región de Normandía, con apenas 44 días al año de pleno sol, así como los problemas técnicos provocados por las tormentas, que han dejado fuera de servicio grandes tramos en determinados momentos del año.

El resultado es que de los 790 kWh al día que esperaban producir, las cifra se ha quedado en menos de 400 kWh al día. Una cifra Ridícula comparada con la que podrían ofrecer colocados con una correcta orientación en un tejado o en una granja solar.

A los problema de poca producción se han sumado otros que tendrían que haber sido esperados por sus diseñadores. Y es que la carretera cuenta con una superficie rugosa que protege a los paneles solares del impacto de las ruedas de los vehículos que pasan sobre ella. Incluso de grandes camiones de 18 ruedas.

Pero este recubrimiento ha tenido un problema y es que los vehículos al pasar sobre el producen un elevado nivel de ruido. Una molestia para los vecinos que ha obligado a las autoridades a reducir la velocidad máxima hasta los 70 km/h. Un factor a lo que se suman otros todavía más preocupantes como han sido la presencia de junta irregulares, con paneles solares que se despegan del camino, y zonas de la cobertura de resina que se han astillado reduciendo el aislante de dichos paneles.

Todo esto confirma la opinión de muchos expertos que catalogaban el proyecto de absurdo, en una iniciativa que pretendía hacer todo lo posible por la innovación en detrimento de otras soluciones que ya existen y son mucho más económicos y rentables, como el poner los paneles solares en los tejados de las viviendas.

Por su parte, desde la empresa instaladora se ha admitido que el proyecto es un fracaso. «Nuestro sistema no está maduro para el tráfico interurbano». Una compañía que tiene otros 40 proyectos en marcha a lo largo de toda Francia, que muy posiblemente corran la misma suerte que este fracasado experimento.

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