Las baterías de los coches eléctricos podrán cubrir la demanda de almacenamiento de la red en 2030

Las baterías de los coches eléctricos podrán cubrir la demanda de almacenamiento de la red en 2030
La batería de un coche eléctrico ofrece muchas más posibilidades que el desplazamiento gracias a las tecnologías V2V, V2H y V2G

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Publicado: 22/01/2023 07:00

Los sistemas de respaldo están comenzando a desplegarse como alternativa para mitigar las intermitencias de las energías renovables y dar estabilidad a la red eléctrica. Pero un nuevo estudio publicado en la revista Nature indica que las baterías de los coches eléctricos tendrán capacidad para servir de respaldo por si solas, y además hacerlo dentro de un plazo bastante corto.

El estudio «Las baterías de los vehículos eléctricos por sí solas podrían satisfacer la demanda de almacenamiento de la red a corto plazo ya en 2030» pone sobre la mesa un futuro donde las baterías de los eléctricos podrán tener usos más allá de alimentar el motor de los mismos.

Este estudio anticipa situaciones como la entrada en el mercado de las baterías de respaldo estacionarias de millones de baterías reutilizadas y procedentes de vehículos eléctricos, como también el uso masivo de tecnologías bidireccionales como la V2G, que convertirá a los vehículos en respaldo de la red cuando estén enchufados.

Los investigadores han usado un modelo integrado para analizar la capacidad global de baterías de coches eléctricos disponibles para el almacenamiento. Un modelo que tiene en cuenta factores como la degradación de la batería, analizando datos de los principales mercados, como Estados Unidos, China y Europa.

Los responsables del trabajo, que indican que han presentado un escenario muy conservador y donde por ejemplo han estimado una capacidad media de las baterías de solo 33 kWh, afirman que se necesitan bajas tasas de participación de entre el 12 y el 43% de las baterías desplegadas para satisfacer la demanda de almacenamiento de red a corto plazo a nivel mundial, y que esa demanda podría satisfacerse ya en 2030 en la mayoría de las regiones.

Capacidad disponible real total bajo varias condiciones en el escenario STEP-NCX en 2050

Incluso indica que para el periodo 2040–2050, las demandas de almacenamiento se podrán cubrir en casi todos los escenarios e incluso en tasas bajas de participación y utilización.

Los datos muestran que para 2050 habrá una capacidad técnica acumulada de baterías reutilizadas de entre 14,8 y 31,5 TWh. Algo que teniendo en cuenta los requisitos globales de almacenamiento para esa fecha de 10 TWh, supondrá que el respaldo se podrá cubrir con una tasa de utilización del 68%. Y eso solamente hablando de las baterías reutilizadas.

Si añadimos las millones de baterías todavía funcionando en sus vehículos, y conectadas mediante sistemas V2G, la participación y utilización del 50% para el vehículo a la red y el segundo uso, dan como resultado una capacidad real de 25 a 48 TWh para 2050.

Pero para lograrlo habrá que trabajar en varios aspectos para aprovechar un potencial que tendrá implicaciones críticas para la transición energética. Para ello, los legisladores deberán ser conscientes de las oportunidades y moverse para favorecer la implantación de los vehículos eléctricos en sus carreteras. Paso precio crítico para lograr cumplir con los objetivos.

Capacidad técnica total para baterías de vehículos eléctricos y comparación con la demanda de almacenamiento de la red

Además, será necesario crear un marco normativo que permita que los usuarios y empresas puedan acceder a estos beneficios de una forma democrática. Por ejemplo, facilitando la remuneración a los usuarios por «ceder» parte de su batería a la red, o regulaciones para exigir la conexión de flotas comerciales a la red mientras se encuentran en las bases.

También serán necesarias normas sobre la reutilización de las baterías, para garantizar que estas se recuperen al final del ciclo de vida y se integren fácilmente en la red.

Finalmente, el estudio anima a los políticos y los investigadores a intentar comprender el comportamiento de los usuarios de los vehículos eléctricos a lo largo del tiempo para abordar los factores clave que puedan impedir que estos usuarios participen en los sistemas bidireccionales, tanto desde el punto de vista legislativo, como también en el imprescindible de la información para que tengan todos los datos disponible, y reducir por ejemplo el miedo a la degradación de la batería.