Los salares de Bolivia valen un potosí. No solo por su belleza mística, también por los minerales que forma los cristales de sal y más concretamente por uno de los elementos, el litio. Con el resurgir de los vehículos eléctricos y la importancia que está ganando el mercado de baterías, la salmuera boliviana ha llamado la atención de numerosos inversores.
Aunque en un principio se dijo que serían empresas chinas las encargadas de levantar sus instalaciones para la explotación del litio, y el gobierno también había establecido contactos con inversores coreanos, han sido finalmente los holandeses quienes han firmado un acuerdo de colaboración con el gobierno boliviano para la extracción del mineral y la fabricación de baterías dentro del propio país.
Bolivia cuenta con grandes cantidades de litio metálico en sus vastos salares. Sirva como ejemplo el salar de Uyuni, el mayor desierto de sal continuo del mundo, con una superficie mayor que el Principado de Asturias es uno de los vértices del llamado «triángulo del litio», que junto con los salares de Atacama (Chile) y de Hombre Muerto (Argentina) concentran entre el 50 y el 85% del preciado mineral, estando la mayor parte en el salar boliviano. Sin embargo el país carece de la experiencia necesaria para aprovechar bien el material, que aun se extrae de forma tradicional, apenas se exporta y no es utilizado en la producción de baterías dentro del país.
En un decreto firmado en abril de 2008 Bolivia declaró prioridad nacional la industrialización del salar de Uyuni adjudicando a la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) crear una entidad operativa responsable de esta misión. Más allá de la mera extracción del mineral, y ante el imparable aumento de la demanda de litio debido al uso cada vez mayor de baterías en coches eléctricos, Bolivia podría adentrarse en la industria de las baterías de modo que todo el beneficio se quede en la república.
En la búsqueda de socios han sido los holandeses los elegidos para ofrecer el conocimiento y la experiencia a Bolivia. Además del gobierno holandés estarán también involucrados en el proyecto la universidad tecnológica de Delft, el laboratorio DaVinci Solutions, la consultoría Boon y la empresa BTI-Energy Innovators, encargada de levantar la fábrica en La Palca, municipio del departamento de Potosí.
El acuerdo de cooperación, además de la explotación del mineral y la fabricación de baterías de ion litio, incluye una colaboración académica según la cual TU Delft recibirá en los próximos cuatro años más de cuarenta estudiantes de máster bolivianos. También los estudiantes de doctorado bolivianos tendrán la oportunidad de profundizar en el conocimiento sobre las baterías de litio gracias a las conexiones que TU Delft ha establecido con las universidades bolivianas de La Paz, Potosí, Cochabamba y Oruro. El Ministro de Comercio Exterior y Desarrollo de Holanda ha resumido la virtud de este acuerdo bilateral declarando que «en iniciativas como éstas se puede ver el valor de reunir ayuda y comercio».
El inicio de la explotación comercial del litio boliviano ayudará en la bajada de precios de las baterías y consecuentemente en el precio de los vehículos eléctricos, al ser el acumulador el componente más caro del coche, además de ayudar a la economía del país sudamericano que quiere hacer de sus recursos naturales un valor que beneficie a toda su población, al no dejar que empresas privadas absorban los beneficios. Esperemos que además de su repercusión en la sociedad boliviana la explotación se realice de forma sostenible, respetando en el mejor modo posible la rica diversidad biológica de Bolivia (que representa entre el 30 y 40% del total mundial) y los bellos parajes que ofrecen sus salares, algo que no tiene precio.
Fuente | Gobierno holandés