No es nada nuevo que la producción de energía a partir de la quema de combustibles fósiles genera emisiones en forma de gases y partículas que degradan la calidad del aire. Es conocido también que estas partículas perjudican directa e indirectamente la salud de las personas. Por esta razón cada día son más los estudios que relacionan la polución con muertes prematuras, problemas cardiorrespiratorios e incluso cognitivos.
Los efectos negativos de la contaminación en la salud global de la sociedad encuentran su máximo potencial en las ciudades al coincidir la mayor concentración de personas con la mayor concentración de partículas. Un problema que está alcanzando niveles extremadamente preocupantes en los últimos años, ya que encadena problemas de salud, con factores económicos, y que ni las administración más responsables son capaces de resolver.
Las partículas finas, de menos de 2,5 micras (PM2.5) o de menos de 10 micras (PM10) que se encuentran en suspensión en el aire, son tan pequeñas que pueden penetrar en el organismo y producir efectos nocivos. Por eso están clasificadas como un riesgo para la población por la Organización Mundial de la Salud. Así mismo, el ozono, un gas irritante que en grandes concentraciones resulta venenoso, está directamente relacionado con las partículas finas al producirse mayormente en zonas contaminadas en días de calor. A diferencia de las partículas, el ozono se puede desplazar rápidamente a zonas con menos contaminación, expandiendo su radio de acción y sus efectos adversos en la salud de las personas.
A pesar de ser un problema conocido no suele causar alarma en la sociedad. Los efectos son a largo plazo y su presencia, apenas visible como un halo amarillo en el lejano horizonte o como hollín en las fachadas, es aceptada por la sociedad. Pero los problemas asociados a la contaminación van más allá de los respiratorios y su gravedad aumenta con la cantidad de partículas que respiramos cada día.
Esto es lo que han querido dejar claro los últimos informes y publicaciones sobre el efecto de las partículas finas PM2.5 y PM10 en los seres humanos. La probabilidad de sufrir alguna enfermedad relacionada con la contaminación es proporcional a nuestra exposición a estas y a su nivel de concentración. Es por eso que se trata de un problema de las ciudades, donde la concentración de partículas es mayor y se debe considerar por lo tanto las fuentes de emisión a ras de suelo como las más influyentes en la contaminación de los núcleos urbanos. Así, la mayoría de las partículas finas tienen como origen la producción eléctrica, la industria, el comercio y las viviendas, el transporte rodado, el transporte marino y el transporte ferroviario.
Un amplio estudio realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) busca determinar el impacto de estas emisiones en la población de ciudades de Estados Unidos. Para ello se basan en estudios epidemiológicos buscando relacionar la exposición continuada a partículas PM2.5 con las muertes prematuras. Se calcula que anualmente en Estados Unidos 200.000 muertes están relacionadas directamente con este tipo de partículas y 10.000 muertes al año son atribuidas a cambios en la concentración del nivel de ozono.
De los 6 orígenes nombrados anteriormente es el transporte rodado el que más contribuye a esta estadística, siendo el responsable según los cálculos del MIT de 53.000 muertes prematuras anuales relacionadas con las partículas contaminantes y de otras 5.000 relacionadas con el nivel de ozono, el 21,5% y el 50% del total respectivamente. La agencia de protección ambiental estadounidense calcula que 74 de los 314 millones de personas que habitan en los Estados Unidos están expuestos a niveles de PM2.5 por encima de los límites adecuados y que 131 millones de estadounidenses, casi un 42% de la población del país, se encuentran en zonas con niveles de ozono elevados. En cuanto a las otras fuentes de contaminación, la generación de electricidad y la industria siguen muy de cerca al tráfico rodado en cuanto a PM2.5, pero no hay que olvidar que tanto la generación eléctrica como las industria se pueden deslocalizar, mientras que el tráfico se concentra en los núcleos urbanos y la contaminación aumenta con la congestión de las ciudades.
También en Europa se ha relacionado directamente la contaminación con problemas para la salud. En el último congreso de la Sociedad Europea Respiratoria celebrado en Barcelona, médicos del Hospital Universitario de Lovaina, en Bélgica, relacionaban directamente la distancia del domicilio de los pacientes con enfermedades pulmonares a grandes carreteras con la probabilidad de que su enfermedad acabe con la vida del paciente. Y en un estudio similar de la Universidad de Edimburgo era con la muerte de pacientes con problemas cardíacos con lo que se relacionaba la exposición a ambientes contaminados, siendo en ambos casos una relación directa de causa-efecto.
Además de los ya conocidos efectos adversos de la contaminación en el sistema cardiorrespiratorio llama la atención otra publicación reciente que relaciona por primera vez autismo con contaminación. Según el estudio las embarazadas que viven en áreas contaminadas o están expuestas a menudo a la contaminación tienen el doble de posibilidades de tener hijos con problemas en su desarrollo, siendo las partículas metálicas procedentes de los motores diésel las más peligrosas.
Incluso en edades más avanzadas puede la contaminación afectar al desarrollo cognitivo de los humanos. Un estudio realizado en 39 escuelas de Barcelona ha detectado niveles elevados de contaminación en escuelas de la ciudad condal, algo que según la Organización Mundial de la Salud puede afectar a niños con edades entre los 7 y los 10 años. Las partículas en suspensión, PM2.5 y PM10 provenientes de los motores diésel y del desgaste de los neumáticos, pueden llegar al cerebro por vía sanguínea y respiratoria produciendo inflamación. Se trata ahora de evaluar si este hecho está realmente afectando a la capacidad de comprensión y a la memoria, a estas edades en las que el cerebro está aun desarrollándose. El ambicioso estudio que monitorizará casi 3.000 niños y durará hasta 2016.
Cabe recordar que 9 de cada 10 españoles respira aire contaminado. Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca son las ciudades más contaminadas del estado, con niveles de NO2 muy por encima de de los valores límite de la EU y los acuerdos de las Naciones Unidas. Estas tres ciudades españolas se enfrentan a multas por parte de la la Comisión Europea por no cumplir los límites establecidos.
Por el mismo motivo, en las ciudades belgas de Bruselas y Amberes se celebran durante este mes picnics para protestar por la alta contaminación en ambos núcleos urbanos, de los más contaminados de Europa. No es casualidad que ambas ciudades sean las más congestionadas del mundo. Se calcula que la estimación de vida de los habitantes de estas ciudades es de un año menos de media que en el resto del país debido a la contaminación.
Fuentes | OMS | Atmospheric Environment | ERS | The Lancet | Environmental Health News | Es Materia | Flanders Today | Forbes