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El cambio hacía la producción de coches eléctricos supondrá la eliminación de 75.000 puestos de trabajo en Alemania

Como todos sabemos, el sistema de propulsión de un coche eléctrico es mucho más sencillo que el de un diésel o un gasolina. Su menor número de piezas, y su mayor facilidad para automatizar su fabricación, hacen que muchos puestos de trabajo tengan los días contados. Un estudio ha estimado el impacto que tendrá la transformación de la industria alemana del automóvil hacia sistemas eléctricos, y las noticias no son del todo buenas para un sector clave en Europa, y que sólo en tierras germanas da trabajo a 800.000 personas.

Según este informe, realizado por el Instituto Fraunhofer, para 2030 el incremento de la producción de coches eléctricos en las plantas de Alemania supondrá la eliminación de entre 100.000 y 210.000 puestos de trabajo. De estos en torno a los 25.000 serán cubiertos por nuevos empleos relacionados con el coche eléctrico, como la producción de baterías y las tecnologías asociadas.

Para las conclusiones, los creadores del estudio han tomado como estimación que para 2030 los coches eléctricos a baterías tendrán una cuota de mercado del 25%, mientras que los híbridos ocuparían el 15% de las mismas. En conjunto, el 35% de las matriculaciones. Un escenario bastante realista, e incluso podríamos decir que algo conservador.

El informe indica además que los más afectados serán las empresas suministradoras pequeñas. Aquellas empresas que no puedan adaptar su actividad a los requisitos de una nueva generación de vehículos eléctricos, mucho más sencillos a nivel mecánico, y que necesitarán muchos menos repuestos.

La batalla por los puestos de trabajo y los recursos en el sector del coche eléctrico estalla en el grupo Volkswagen

Como ejemplo gráfico exponen que por ejemplo en la actualidad para fabricar 1 millón de coches gasolina son necesarios en torno a los 4.000 trabajadores, mientras que para hacer el mismo número de vehículos eléctricos serán suficientes con 1.840 empleados. Y es que un tren motriz eléctrico consta de 200 partes, que podemos comparar con las 1.200 con tecnología convencional. Esto redunda en un menor tiempo de montaje, que se reduce de las 20 horas actuales a las 15 horas, y también reduce la necesidad de adquirir piezas a los suministradores externos.

Desde marcas como Volkswagen han indicado que son conscientes de los retos que llegarán en los próximos años, y que optarán por lanzar programas de jubilaciones para reducir la plantilla según aumente la cuota de ventas de coches eléctricos, al mismo tiempo que exploran las  oportunidades que pueden ofrecer las nuevas tecnologías.

Y es que el coche eléctrico a pesar de ser más sencillo, lleva asociadas tecnologías que permitirán crear un ecosistema que puede ser aprovechado por las marcas. Aspectos como la propia producción de sus componentes mecánicos, como los motores, baterías…además de otros elementos como los sistemas de conducción autónoma y los servicios de suscripción. Algo que servirá a las marcas a mantener sus márgenes de beneficio, pero de las que apenas se podrán aprovechar esos miles de pequeños suministradores que no tendrán hueco en las próximas generaciones.

Vía | zdf

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