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El diseño del Volkswagen ID.3 demuestra su naturaleza en cada plano

Partiendo de la plataforma de construcción de coches eléctricos, el Volkswagen ID.3 luce su condición como automóvil de la nueva era de la movilidad sostenible

Desde la concepción de un vehículo hasta la fabricación del mismo, todos los pasos están perfectamente diseñados. Y es que la ingeniería es clave para cualquier producto y, un automóvil de última generación como es el Volkswagen ID.3, el primer coche eléctrico de Volkswagen nacido desde una nueva arquitectura tecnológica, el diseño es el eje vertebrador.

Así, desde la citada plataforma modular del Grupo Volkswagen para vehículos eléctricos, llega la nueva familia de coches eléctricos de la marca, conocida como familia ID. que ha sido concebida desde una arquitectura modular que permite que, a pesar de sus diferencias dimensionales, estos modelos compartan el ADN de la tecnología de la nueva era de la electrificación de la industria del automóvil.

El origen del diseño de la familia ID. tiene un nexo común

De hecho, gracias a la configuración de su estructura, el Volkswagen ID.3 goza de una distribución de su motor eléctrico, de los acumuladores energéticos y de otros sistemas que, en conjunto y gracias a un sistema de propulsión que dirige la energía mecánica generada al eje trasero, le confieren un aplomo en movimiento y, a la vez, una agilidad óptima en cualquier situación de la conducción.

Gracias a contar con un diseño que maximiza las cualidades inherentes de su naturaleza como coche eléctrico, esta base arquitectónica le confiere unas dimensiones exteriores propias de compacto.

Con una longitud de 4,26 metros y una batalla de 2,76 m, la distancia entre sus ejes se traduce en un interior propio de una berlina de tamaño medio, volviendo a mencionar, que se trata de un diseño propio de configuración como vehículo compacto.

Se podría decir que el Volkswagen ID.3 tiene las medidas exteriores del referente e icono de la industria de la automoción Volkswagen Golf con un habitáculo que goza de espacio interior propio del que ofrece una berlina destinada al confort en viajes o el uso familiar como es el del Volkswagen Passat.

En cuanto al diseño exterior, el Volkswagen ID.3 que arranca su comercialización desde este verano, muestra un diseño limpio, innovador y atractivo.

Desde la sencillez de sus líneas maestras, se esconde un trabajo sublime de ingeniería.

Situándonos frente a este coche, vemos la sutileza de sus rasgos: una clara imagen de marca, con el renovado emblema de la firma presidiendo el centro de la misma y apoyándose en unos integrantes esenciales que dan identidad propia a su diseño.

Desde la limpieza de sus ópticas hasta una parrilla que, por su tecnología prescinde de la tradicional rejilla de entrada de aire en la calandra, este incisivo frontal se apoya en una pareja de spoilers bajo la matrícula que canalizan el flujo del aire.

Y, respecto de su incisión contra el aire, el Volkswagen ID.3 fija con coeficiente de rozamiento propio de los deportivos de más altas prestaciones: Cx de 0,267. Para los menos duchos, esto se traduce en que su oposición en movimiento a avanzar contra y dentro del aire que le debería frenar, se ha minimizado hasta la máxima expresión, de esta manera, se logra una eficiencia en el uso de la energía que, no solo mejora sus marcas de aceleración desde parado en menos de 8 segundos y de velocidad máxima de 160 km/h, sino que optimizan las autonomías, de entre 330 y 550 km, según el acumulador equipado.

Unas capacidades que se logran atendiendo al diseño que es fácil de interpretar en su vista lateral. La silueta muestra tres segmentaciones maestras: desde el frontal hasta el pilar A, de este pilar hasta el B y del B hasta la zaga.

La línea casi continua que forman el capó con el pilar A, que enmarcan los laterales de un cristal delantero de área generosa, es elongada y progresiva, esta línea toma una forma ligeramente convexa hasta el pilar B, donde la puerta delantera comparte espacio con la trasera y, desde ahí, la suave caída hacia el pilar C, con forma que recuerda a la de un rombo se corta de manera inequívoca en su descenso hacia el difusor inferior del paragolpes trasero, apoyada en un sutil alerón integrado sobre la luna trasera y que, a la vez, ofrece una imagen más que compacta, en su vista posterior.

Una zaga que luce con sencillez, de nuevo, el logotipo de la marca, y, por primera vez en la historia, el nombre de este modelo en una puerta de acceso al maletero cuya anchura, gracias a la segmentación de los pilotos, favorece la colocación o extracción en su maletero, por cierto, un compartimiento destinado a albergar material con 385 litros de capacidad, que ha sido diseñado con una altura de la línea de carga que no hace sino facilitar dicha maniobra de carga o descarga de lo transportado.

La arquitectura se traduce en un espacio interior que potencian su valía

Y si hablamos de su interior, el vanguardismo y la tecnología se funden e integran en un nuevo formato a las soluciones tradicionales.

De una parte, las pantallas que equipa el Volkswagen ID.3, una tras el volante y la otra en la consola central pero, ligeramente orientada a quien conduce este vehículo, se conjugan con la superficie acristalada que permite aumentar la sensación de luminosidad y espacio interior disponible envuelto por un ambiente tecnológico de última generación como muestra el head-up display que proyecta las imágenes en el cristal delantero, permitiendo la integración de la información virtual en la imagen analógica que los ocupantes y, principalmente, quien conduce, aunando todos los estímulos en un único foco de atención.

El diseño sencillo pero elegante, futurista a la par que innovador, que se apoya en la inclusión de materiales de alta calidad que aumentan favorecen el uso y el disfrute del automóvil que manifiesta su naturaleza como coche de la nueva era de manera irrefutable.