A finales de septiembre, el Estado de Florida fue barrido por un huracán bautizado como Ian, que provocó importantes daños materiales y cuantiosas víctimas. En Estados Unidos se han contabilizado al menos 132 fallecidos. Y según podéis leer en algunos medios -incluso alguno de prestigio-, se han empezado a producir incendios de coches eléctricos por haber estado sumergidos en agua salada. Pues bien, la realidad es un poco diferente.
Todas las noticias al respecto tienen el mismo origen, un tuit del Jefe de bomberos del Estado de Florida, Jimmy Patronis, que dice básicamente lo siguiente: «Hay muchísimos vehículos eléctricos inutilizados desde Ian. Cuando se corroen sus baterías, empiezan a incendiarse. Es un desafío al que nuestros bomberos no se han enfrentado antes. Al menos, a esta escala». Uno de los primeros medios en hacerse eco fue Fox News, que va del palo que va.
A partir de esa fecha, las noticias que han ido saliendo han sido ecos de lo anterior, sin aportar nada nuevo, sobre todo lo más importante: cifras. No tenemos ni idea de cuántos coches eléctricos han salido ardiendo por el paso del huracán. Eso me hizo sospechar inmediatamente de la veracidad de lo que había leyendo, y poniéndolo en cuarentena. Vamos a tirar del hilo.
Para empezar, la inmersión en agua salada puede producir un incendio, sí, pero en los sistemas de bajo voltaje y en cualquier tipo de vehículo, sea eléctrico o de combustión. Por ejemplo, en el puerto italiano de Savona empezaron a arder varios coches que iban a ser embarcados el 30 de octubre de 2018. Entre ellos había unos cuantos Maserati que se iban hacia Oriente Medio. Sí, ninguno era eléctrico.
Previamente, un temporal golpeó con fuerza al país vecino y dejó imágenes icónicas como Venecia con el agua por las rodillas (156 cm en algunos puntos)…. y en Savona hubo una inundación parcial en el puerto con agua salada. El agua salada puede producir un cortocircuito en el circuito de 12 voltios, lo cual puede producir un incendio en la batería convencional de plomo.
En un boletín de la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego (NFPA) de Estados Unidos podemos leer esto en relación a coches eléctricos o híbridos que han quedado bajo el agua: «La inmersión en agua (especialmente agua salada) puede dañar los componentes de bajo y alto voltaje. Aunque no ocurre con facilidad, esto podría resultar en un cortocircuito eléctrico y un posible incendio una vez que el vehículo ya no esté sumergido.»
Hay que leer con cuidado ese «podría». Efectivamente, una inmersión prolongada (días) puede provocar corrosión en las baterías de alto voltaje, que son estancas y no permiten ni la entrada de agua ni de aire. Con una inmersión de varias horas, esto es más difícil. En cualquier caso, el sistema más vulnerable es el de 12 voltios, que todo turismo de las últimas décadas tiene, que no cuenta con ese nivel de protección.
¿Qué intentas decirnos, Javier? ¿No podemos fiarnos del Jefe de bomberos del Estado de Florida?
A ver, a priori os diría que es un cargo técnico y un experto en la extinción y prevención de incendios… pero tirando del hilo, resulta que es un cargo político y no técnico. Jennifer Sensiba, de Clean Technica, investigó el currículum de Jimmy Patronis. Tiene el título de Jefe de bomberos del Estado de Florida porque es su responsable de finanzas (CFO).
Su formación es del ámbito de la hostelería y las ciencias políticas, pero no tiene ninguna formación técnica en esta cuestión. Lo que sí es, es amigo del gobernador del Estado de Florida, Rick Scott. Eso facilita mucho las cosas, hay que tener amigos hasta en el infierno.
«Pero, por lo que he podido averiguar, Patronis nunca fue a una academia de bomberos ni pasó turnos de 24 horas en la estación de bomberos. No compitió con otros bomberos por un puesto en una academia policial para convertirse en jefe de bomberos. No obtuvo un título en ciencia de incendios, derecho penal, gestión de emergencias, ni nada más relevante para ser jefe de bomberos.»
Jennifer Sensiba, colaboradora en Clean Technica
El señor Patronis dijo en su tuit que «muchísimos coches eléctricos» habían salido ardiendo (en inglés, «a ton of EV»), ¿pero de cuántos coches estamos hablando? Veamos qué nos dicen los bomberos del Condado de Collier en esta publicación de Facebook: «Este es ahora el sexto incendio de un vehículo eléctrico que los equipos de bomberos de North Collier han combatido desde [el huracán] Ian, y aún más en todo el suroeste de Florida.»
Para el que no lo conozca, el Condado de Collier está en el suroeste de Florida, abarca casi 6.000 kilómetros cuadrados, y allí viven más de 375.000 personas
Está claro, debe declararse una alerta en el Estado de Florida por el enorme peligro que suponen seis coches eléctricos de más de 100.000 que hay ahora mismo censados allí. Es más, todo usuario de coches eléctricos debería estar muerto de miedo por si su coche se inunda con agua salada, especialmente a cientos o miles de kilómeros de distancia respecto a cualquier mar, que nunca se sabe.
Ironías al margen, me temo que estamos ante un montón de humo informativo. La publicación de Facebook es del pasado martes, esto dista de ser un enorme problema, y no tenemos datos que sustenten que hay una crisis. Eso sí, los incendios de coches eléctricos son difíciles de extinguir, como ya lo eran antes, y para eso hay que usar miles de litros de agua o sumergirlos completamente en agua (dulce) para evitar ingniciones posteriores a la extinción.
Estamos ante un bulo, la exageración de las palabras de un señor con muy buenas amistades y formación insuficiente que, sin datos que le respalden, ha soltado un infundio que puede generar confusión y alarma innecesaria en la población. Os insto a realizar una búsqueda por vuestra cuenta, la mayoría de medios que han ido repitiendo el eco no aportan nada más que este humilde medio, que se ha tomado la molestia de mirar durante una hora las fuentes.
Otros periodistas han debido estar demasiado ocupados como para contrastarlo. Está feo señalar a los pecadores, pero podemos mencionar el pecado: pereza. La rectificación de un bulo no llega tan lejos como el bulo en sí, pero hay que desmontarlos igualmente.
La prevención nunca está de más: cualquier vehículo que ha estado sumergido en agua salada debe ser inspeccionado cuidadosamente y su sistema eléctrico revisado en condiciones de seguridad. Puede haber un incendio, tenga el tipo de motor que tenga, y no es un problema específico de los coches eléctricos. Es más, estos pueden seguir funcionando «como si nada» incluso tras haber vadeado agua salada.
Vuelta extra: Jimmy Patronis sigue en su línea
Añadimos estos tuits, que indican que Patronis no está por la labor de recoger cable:
«Después del Huracán Ian, hemos tenido noticias y visto coches eléctricos de primera mano incendiándose».
«He solicitado a la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) que nos asesore para saber afrontar los coches eléctricos afectados por agua salda del huracán Ian. Me preocupa que esos coches puedan ser bombas de relojería».
«Esta es la casa que @bob_rommel señalaba ayer, que se incendió por un coche eléctrico. Quemada hasta los cimientos. También prendió fuego a la casa del vecino. Estamos reenviando esta información a @NHTSAgov. Una vez más, cuando comienzan los incendios de vehículos eléctricos, no hay mucho que los equipos puedan hacer. Además, los gases son tóxicos.»
«Tenemos vehículos eléctricos incendiándose a diestro y siniestro. Dudo que esos ingenieros automovilísticos decidieran alguna vez sumergir sus coches con baterías de iones de litio en agua salada, durante 6 horas a 18 pies de profundidad, y luego sacarlos para ver qué pasaba.»
Vía | Clean Technica