
La venta de coches eléctricos usados: un problema que se agrava
El valor residual de los coches eléctricos sigue cayendo con fuerza, lo que obliga a las empresas a recalcular sus cuotas de leasing y renting, y a los compradores a valorar su impacto a medio y largo plazo.

Mientras los precios de los coches de ocasión con motor de combustión e híbridos se han estabilizado en los últimos dos años, el mercado de los coches eléctricos sigue sufriendo una caída constante y preocupante en su valor residual. Una tendencia que se está acentuando incluso en flotas profesionales, donde el final de los contratos de leasing comienzan a generar fuertes pérdidas.
La depreciación del coche eléctrico, un problema estructural
No es ninguna novedad que un coche eléctrico pierde valor más deprisa que uno de combustión, principalmente por su evolución tecnológica, frente al estancamiento de los diésel o gasolina. Sin embargo, los datos más recientes del mercado francés, extrapolables al contexto español, confirman que esta brecha se está ampliando.

Según un estudio de Indicata, los eléctricos pierden entre un 2% y un 3% de su valor al mes, una cifra que dobla la depreciación habitual en vehículos gasolina o diésel. En términos anuales, esto se traduce en una caída de valor del 23,5% a los tres años, frente a un 17,5% en los híbridos enchufables y apenas un 9% en los híbridos convencionales.
La explicación no reside únicamente en la llegada de modelos más asequibles como el Dacia Spring, el Citroën ë-C3 o el MG4, que han bajado el precio medio de los eléctricos nuevos y de ocasión. El problema es más profundo: la oferta de coches eléctricos usados supera con creces la demanda, lo que supone que hay mucha oferta y mucha competencia, presionando aún más los precios a la baja. Según el mismo informe, por cada comprador interesado hay disponibles 3,8 coches eléctricos en stock, una proporción muy superior a la de otros sistemas.
Leasings en riesgo y fabricantes bajo presión

Las consecuencias se dejan sentir con fuerza en el sector del renting y el leasing, donde muchas empresas, como la filial de La Poste en Francia, reconocen que la reventa de vehículos comerciales eléctricos se ha vuelto especialmente complicada. Esto está obligando a revisar al alza las cuotas mensuales de leasing para los próximos contratos, ya que los valores residuales estimados hasta ahora eran demasiado optimistas.
Esta situación supone un reto para los fabricantes. Para mantener el atractivo de sus gamas eléctricas en un contexto de menor rentabilidad en el mercado de ocasión, tendrán que reducir márgenes o mejorar sus condiciones comerciales, en especial si quieren competir con las agresivas políticas de precios de marcas chinas.
Para el comprador particular, el mensaje es claro: un coche eléctrico sigue teniendo sentido, pero conviene hacerlo con una visión a largo plazo… y contando que en el momento de la venta, esperar un valor residual muy bajo.