
Compra un coche eléctrico con 476 CV y descubre dos meses después que le faltan 70
Un comprador noruego adquirió un coche usado con una mejora de potencia que fue desinstalada tras la venta. Reclamó, y las autoridades le dieron la razón: recibirá una compensación por publicidad engañosa.

Comprar un coche eléctrico de segunda mano es una operación donde normalmente hay que tener en cuenta factores como el estado del vehículo y su batería. Pero a partir de ahora igual tenemos que vigilar también si nos quitan potencia. Eso es precisamente lo que pensó un conductor en Noruega cuando adquirió un eléctrico usado con el Pack Performance que añadía 70 CV más y mejor respuesta al acelerar.
El modelo en concreto es un Polestar 2, que el nuevo propietario mostró a amigos y familiares destacando su potencia de 476 CV. Un modelo que había adquirido a un precio muy competitivo. Sin embargo, la alegría le duró poco. Dos meses después de la compra, notó que el coche ya no tenía la misma aceleración. Al llevarlo al taller oficial, descubrió que el famoso Pack Performance había sido desinstalado a distancia.
El comprador no se quedó de brazos cruzados. Reclamó tanto a la casa de subastas que le vendió el coche como a Polestar Noruega. Pero ninguno quiso asumir responsabilidades ni ofrecer una compensación, así que decidió acudir a las autoridades de consumo del país.
El caso llegó hasta el comité noruego de reclamaciones de consumo, que le dio la razón al comprador y dictaminó que la empresa vendedora debía devolverle 10.000 coronas (unos 870 euros), el coste estimado para reinstalar la mejora eliminada.

Pero ¿por qué se desinstaló la mejora en primer lugar? Según explicó Polestar Noruega, el coche había sido utilizado como vehículo de pruebas internas, y el Pack Performance solo se instaló con ese fin. Al venderlo, el equipo encargado de prepararlo olvidó desinstalarlo, y también se les pasó quitar el emblema del frontal que indicaba la existencia de dicha mejora.
El comité concluyó que el vendedor tenía la obligación de ofrecer información veraz sobre el coche, y que anunciarlo con esa mejora implicaba que debía estar incluida. Por tanto, si se vende como algo que tiene 476 caballos, no puede entregarse con “solo” 408.
Este caso sirve de advertencia: cuando se compra un coche usado, conviene revisar bien que lo que se anuncia es realmente lo que se entrega. Y si no es así, los consumidores tienen derecho a reclamar lo que han pagado.