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¿Cuánto pesa la batería de un coche eléctrico?

Un coche eléctrico pesa más que su homólogo con motor térmico porque, aunque los motores eléctricos son más pequeños, sencillos y ligeros que los térmicos, las baterías de iones de litio tienen un gran peso. En algunos casos llega a ser de más de 500 kg, pero lo cierto es que el peso de las baterías de un coche eléctrico es muy variable. No solo depende de la capacidad energética, sino también de la densidad energética de la batería.

Lo habitual es que la batería de un coche eléctrico pese entre 100 kg y 600 kg. Este peso depende de la capacidad energética de la misma, que se mide en kWh, pero también depende de la densidad energética de la batería. Además, hay otros factores que influyen en el peso como, por ejemplo, la refrigeración de la batería. Una refrigeración más compleja requiere de más componentes y, por lo tanto, supondrá un peso adicional para el conjunto.

El peso de la batería en un coche eléctrico

Cuanto mayor sea la capacidad energética (kWh) de la batería, mayor será el peso de la misma. Esta es una regla que se cumple siempre y cuando se mantiene igual la densidad energética. Cuando este último parámetro varía, entonces podemos tener dos baterías de idéntica capacidad energética, pero diferenciadas por su peso. Si la densidad energética es mayor, entonces el peso será inferior aunque la capacidad energética sea idéntica en ambas baterías.

Sea como fuere, los valores habituales de las baterías hacen que estén entre 100 kg y 600 kg según su capacidad. Por ejemplo, las baterías de 6 a 12 kWh suelen pesar entre 100 kg y 150 kg, mientras que las baterías de 60 a 100 kWh oscilan entre 350 kg y 600 kg.

El reparto de pesos en un coche eléctrico

La batería del coche eléctrico cumple la misma función que cumplía el depósito de combustible en un vehículo con motor térmico. Sin embargo, la batería es sólida y, aunque el depósito también era sólido, su contenido era líquido. El comportamiento de ambos, y su repercusión sobre el comportamiento dinámico del vehículo, es totalmente distinto. También lo es porque la batería se produce en forma de plancha y se coloca colgada en el piso del vehículo.

Con este importante cambio, frente a un ICE, el coche eléctrico tiene un mejor reparto de pesos y, además, tiene un centro de gravedad más bajo. Son aspectos en los que también repercute que, como avanzábamos, los motores eléctricos son mucho más sencillos, compactos y ligeros que los motores térmicos. Y que en un coche eléctrico se prescinde de una enorme cantidad de componentes mecánicos que sí son necesarios en un vehículo térmico.

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