Los alemanes siguen sin tener claro lo de las ayudas
Alemania es uno de los pocos estados en Europa que no ha puesto en marcha programas para incentivar la compra de coches eléctricos. Una de las explicaciones es que su industria no contaba con oferta, por lo que estas ayudas irían destinadas a fabricantes foráneos.
Pero este 2014 supondrá el desembarco oficial de los grandes constructores germanos. La llegada de BMW, Volkswagen y Mercedes debería cambiar el panorama. Pero a pesar de esto, el gobierno de Merkel sigue sin plantearse lanzar un programa de ayudas públicas.
Según algunas fuentes, el crecimiento se las ventas ha sido muy importante en Alemania el último año. Esto a pesar de no contar más que con el incentivo simbólico de no tener que pagar el impuesto de circulación anual. Unos 200 euros al año de media.
La pregunta es ¿por qué a pesar de la llegada de los fabricantes nacionales, Alemania no incentiva la compra de coches eléctricos?. Las razones son varias.
El ejemplo Noruego
Noruega se ha situado en el otro extremo que Alemania. Ha puesto en marcha fuertes incentivos, que van desde la exención de impuestos, hasta el aparcamiento gratuito, recargas gratuitas, posibilidad de moverse por carriles bus, e incluso pueden ir en los ferrys de forma gratuita con sus coches.
Un programa que estará vigente hasta el 2018, y que según varios estudios, tiene un coste para el estado de unos 6.000 euros al año por cada coche que se vende.
Según un estudio de Consejo Internacional sobre Transporte Limpio (ICCT) en el mercado noruego, el propietario de un modelo como el Renault ZOE, logra un ahorro de unos 2.300 euros respecto al conductor de un Renault Clio después de 40.000 kilómetros. Un ahorro basado en los diferentes aspectos, como la diferencia entre el precio de la gasolina, y la electricidad.
La realidad alemana
Pero En Alemania, junto con Japón y Dinamarca, esta diferencia es una de las más pequeñas del mundo. El kWh de electricidad está a 30 céntimos de euro, mientras que la gasolina a 1.60 euros el litro. Esto hace que la rentabilidad del eléctrico baje de forma importante. Sobre todo si lo comparamos con los estados donde las gasolinas son más caras, y la electricidad más baratas, como la propia Noruega, o Francia.
Según el estudio, el propietario alemán de un Renault Clio alemán, después de 40.000 kilómetros, habrá gastado unos 3.800 euros en gasolina. Por su parte, el conductor de un Renault ZOE, habrá gastado sólo en electricidad unos 1.800 euros, a los que en este caso tendría que sumar el coste del alquiler de la batería, que en el caso del ZOE, eleva la factura otros 2.800 euros.
Pero la cuestión es que a pesar de que incluso sin ayudas las ventas de eléctricos están aumentando de forma importante en Alemania, la realidad es que a pesar de ser el primer mercado europeo, sus números todavía son muy discretos. Esto nos hace pensar de que con incentivos, las ventas se dispararían.
Unos incentivos que no tienen por que tener coste algunos para las arcas, ya que lo que se gasta por un lado, se recauda por el otro. Un coche como el BMW i3, el más vendido en el primer trimestre con 638 unidades, supone unos ingresos por IVA de unos 6.600 euros por cada unidad.
Si el gobierno inyecta 5.000 euros, aumentaría las ventas, e incluso seguiría recaudando 1.600 euros por un coche que tal vez sin ayuda, no se lograría vender.
A las bajas ventas, podemos añadir otro motivo más para que el gobierno alemán de el paso. La producción de energías renovables está alcanzando cifras récord. Un ejemplo lo hemos visto el pasado domingo, cuando el 75% de la electricidad producida en Alemania ha procedido de fuentes renovables. Si a esto le añadimos el problema de Rusia, la ecuación gana en importancia.
Es por eso que ya suenan tambores de cambio en la forma que el gobierno de Merkel ve a los coches eléctricos. Sin duda la llegada del poderoso e influyente grupo Volkswagen al mercado, ayudará de forma importante a que en 2015, Alemania empiece a dar ayudas a la compra de coches eléctricos. Más vale tarde, que nunca.
Vía | Zeit (alemán)