El coche nuclear. Del reactor de Radio a las baterías betavoltaicas
Vehículos eléctricos, con pilas recargables dependientes de un enchufe. Si te resulta tedioso lo tuyo es el coche nuclear. Se acabaron los problemas de autonomía de los vehículos eléctricos, el coche nuclear mide su rango de acción en años, lustros incluso. No se trata de generar electricidad en centrales nucleares, si no de tener el reactor nuclear dentro del vehículo. De la misma manera que existen submarinos y hasta barcos nucleares.
¿Locura?¿Vaporware?¿El futuro? Lo cierto es que la idea ni es nueva ni ha quedado desfasada. Con motivo de una nueva publicación rescatamos del pasado los proyectos en coches nucleares, historias desde la guerra fría hasta nuestros días.
El atractivo de una fuente de alimentación tan poderosa como un reactor nuclear no pasó de largo para los fabricantes de automóviles. Podemos encontrar referencias al coche nuclear de principios del siglo pasado. Aquellos primitivos proyectos estaban basados en un reactor atómico de Radio. Un vehículo con motor eléctrico, probablemente con una pequeña batería de apoyo y como extensor de autonomía nada menos que un reactor nuclear.
El concepto no llego a cuajar por razones de peso, concretamente el peso del apantallamiento necesario para proteger a los pasajeros, un escudo de 50 toneladas de plomo, que sembró serías dudas en el proyecto. Pero la idea no dejó de flotar en las cabezas de ingenieros y físicos, que buscaban un material más ligero para apantallar la radiación.
En los años 50, con la llegada de los primeros submarinos nucleares, la fiebre del coche nuclear llegó a alcanzar a grandes compañías americanas, como Ford o la desaparecida Packard y Cadillac, pero el diseño nunca llegó a más allá de unos trazos sobre el papel o una maqueta de exposición. El riesgo de que un coche sufra un accidente grave es mucho mayor que para un barco o submarino. Ríete del incendio de los Tesla Model S. Si un poco de fuego llegó a crear tal alarma en la prensa especializada e hizo bajar las acciones de Tesla, un accidente con un coche con propulsión nuclear y los servicios de emergencia repartiendo pastillas de Iodo sería muy mala prensa para su fabricante.
Pero al igual que las tecnologías de baterías o de la pila de hidrogeno han ido avanzado hasta hacerse atractivas para su uso en vehículos eléctricos, los reactores nucleares han mejorado en seguridad y estabilidad. Recientemente la idea volvió a reflorar con los avances en energía nuclear usando Torio, un material que se ha presentado como la revolución en la energía nuclear. El uso de Torio en vez de Uranio presenta ventajas en cuanto a seguridad y precio. El Torio es mucho más abundante que el Uranio y es potencialmente 200 veces más energético. Además, para producir una reacción en cadena, se mezcla con un 10% de Plutonio, reduciendo así los residuos almacenados de los reactores de Uranio, y el desecho que genera no es radiactivo.
Con el rumor del uso del Torio en el aire, hace unos años se dio a conocer un diseño futurista propulsado por un reactor de Torio, que decía se un trabajo para Cadillac. Tal vez lo más llamativo de este fue el nombre, el Cadillac World Thorium Concept o Cadillac WTF (acrónimo soez en ingles), por lo que la idea era claramente llamar la atención.
En cualquier caso el concepto del reactor nuclear en un vehículo tiene otros inconvenientes. Un reactor nuclear no se enciende y apaga con un botón. La producción de energía debería ser continua y necesitaría por lo tanto de acumuladores para almacenar la energía sobrante. A partir de ahi ya hay quien sueña con una red V2G donde se podrían conectar los vehículos a la red eléctrica para que sean los coches nucleares aparcados los que alimenten a la ciudad. Se antoja muy complicado, tal vez como mucho veamos las plantas nucleares de Torio remplazar a las actuales de Uranio y alimentar las baterías de los vehículos eléctricos.
Aunque el concepto cambie ligeramente hay otra idea sobre la mesa que utiliza Torio para propulsar un vehículo, aunque en vez de energía nuclear se trata de un laser de Torio. La empresa Laser Power Systems ofrece unos generadores que pueden producir cantidades ingentes de energía con un proceso que no está muy claro qué es, si fusión o fisión nuclear o el rector ARC de Iron Man.
Lo último, más serio, sobre la mesa en cuanto a baterías nucleares son las baterías betavoltaicas de tritio. Su principal ventaja es que el tritio, un isótopo del hidrógeno, se descompone emitiendo directamente electrones. Conocidas desde el siglo pasado, los nuevos materiales y la nanotecnología han permitido mejorar el rendimiento de estas baterías notablemente a la vez que reducir su volumen hasta el tamaño de un botón. Materiales como (como no) el grafeno prometen mejorar aun más estas características.
Actualmente se están desarrollando baterías que usan la energía de la desintegración de los radioisótopos para proporcionar energía durante largos períodos de tiempo (10-20 años) en aplicaciones militares y espaciales. Las baterías utilizadas hasta ahora son de bajo voltaje, pero la tecnología parece estar suficientemente madura para dar mayores pasos. Según sus defensores la radiacción no sale del contenedor y puede soportar temperaturas de hasta 627 grados, siendo suficientemente seguras para encontrar su lugar en los medios de transporte de pasajeros.
Fuentes | Power Technology | Top Gear | Laser Power Systems | Coroflot