BMW. El coche eléctrico será un paseo por el valle de las lágrimas para los fabricantes
A pesar de los últimos movimientos, dentro de BMW todavía reina la desconfianza respecto a su proyecto del coche eléctrico. Así al menos se desprende de las últimas declaraciones de Stefan Juraschek, vicepresidente de producción de motores eléctricos, que ha indicado que a los fabricantes tradicionales les espera un periodo donde sus modelos eléctricos no producirán beneficios económicos. Un paso por el valle de las lágrimas económico hasta lograr superar retos como el coste de las baterías.
Esa será la clave. La baja autonomía hace que su atractivo para el gran público sea de momento limitada. Algo donde también tiene parte de culpa los elevados precios. Según el fabricante alemán, serán necesarios al menos otros 7 años para doblar la actual capacidad de las baterías, y también para lograr reducir el coste de forma significativa.
Por su parte el director financiero de BMW, Friedrich Eichiner, ha indicado que «Hemos aprendido que la gente no está preparada para pagar un precio más alto por un coche eléctrico. No veo algún tipo de elemento disruptor que pueda impulsar las ventas rápidamente en los próximos cinco a seis años«.
Pero no es BMW la única descontenta con la actual situación. Para otros fabricantes como Ford, una de sus principales preocupaciones es la diferencia entre las regulaciones públicas sobre emisiones, y el mercado. Ponen como ejemplo los 12 modelos con sistema eléctrico disponibles en el mercado norteamericano en 2008, y que ocupaban un 2.3% del mercado. Un número que ha pasado a 55 modelos dotados de un sistema eléctrico en 2016, y que apenas logran una cuota de mercado del 2.8%.
Por supuesto, desde BMW y Ford se muestra la preocupación por la pérdida de cuota de mercado en una nueva generación de vehículos que está siendo liderada por otros nombres. Un cambio que afectará de forma importante una maquinaria engrasada y que funciona a la perfección con los sistemas de combustión, pero que todavía tiene que ganarse su espacio en los modelos eléctricos.
Pero tampoco olvidemos que a pesar de que la cuota de mercado todavía no ha estallado, si lo ha hecho el interés de los grandes fabricantes. No hay más que ver los planes de gigantes como el grupo Volkswagen o Daimler. Tampoco podemos olvidar que desde dentro de la propia BMW ya hemos escuchados voces, como la del jefe de sindicatos, criticando la lentitud de la expansión de la gama eléctrica de los de Munich y pidiendo más inversión para asegurar los puestos de trabajo del futuro.
Por suerte parece que esta reticencia se limitará de momento sólo a las declaraciones públicas, ya que desde BMW se ha confirmado tanto la renovación del BMW i3, como la llegada antes de 2020 de un Mini y un X3 eléctricos, a los que se sumarán más propuestas en el segmento de los híbridos enchufables. La cuestión será ver si esta apuesta es suficiente, o necesita otro impulso para mantener a BMW dentro del mercado del coche eléctrico a medio plazo.
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Vía | Bloomberg