En 1967 Ford presentaba el Comuta. Un proyecto experimental, destinado a crear un vehículo de pequeñas dimensiones, y propulsado por electricidad. Un modelo que ha podido inspirar iniciativas como la del Smart, y que basaba su propuesta en un cuerpo extremadamente pequeño, y un sistema de propulsión eléctrico.
Los encargados del desarrollo ha sido el centro técnico Dunton, situado en la localidad británica de Essex. La idea era aprovechar la tecnología usada en los vehículos de reparto de leche, y aplicarlo a un vehículo que ocupaba la mitad de espacio que un coche convencional, pero que lo hacía manteniendo el espacio para cuatro apretados pasajeros.
El Comuta era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 40 km/h, y su batería de plomo, de apenas 12 voltios y 85 amperios, le proporcionaba una autonomía de hasta 64 kilómetros con cada carga. Cifras que hoy en día se han superado ampliamente, pero que no hace mucho serían llamativas.
La cuestión es que el Comuta nunca ha sido pensado como un proyecto comercial. Según los responsables de Ford en la época: «Consideramos esto como un paso en nuestro programa para desarrollar un coche eléctrico comercialmente práctico«.
Al final sólo se han desarrollado dos prototipos, uno de ellos todavía está en el Museo de la ciencia de Essex. Un proyecto que no ha tenido continuidad, y que se realizaba pocos años antes del estallido de la crisis del petróleo, que sirvió como catalizador precisamente para la expansión de muchos programas similares entre otros fabricantes.
Un Ford Comuta que cumple 50 años, y que sin duda ha sido un pionero no en la cuestión de instalar un motor eléctrico, sino en la de crear un turismo ultra urbano que finalmente se ha convertido en un interesante nicho de mercado en las últimas décadas.
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Vía | BBC
