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¿Cuál es el destino de las baterías usadas de un coche eléctrico?

Estamos de acuerdo, y así se ha demostrado, en que los vehículos eléctricos son mucho más limpios que los movidos por motores de combustión por una sencilla razón: los primeros no queman combustible derivado del petróleo, un recurso finito y no renovable que contamina ya desde su extracción hasta su utilización como fuente de energía, lo que se traduce en emisiones tóxicas que están provocando graves consecuencias para el planeta.

Sin embargo, pocas veces nos paramos a pensar en el origen y destino de la parte fundamental de un vehículo eléctrico: las baterías. La gran mayoría de ellas son de ion-litio, las cuales se ha comprobado que tienen buenas propiedades para difrentes ciclos de carga y una gran fiabilidad y durabilidad. Pero no tienen una vida infinita. ¿De dónde se extrae el material para fabricarlas y cuál es su destino una vez que no sirven?

No solo los vehículos eléctricos utilizan este tipo de baterías: cepillos de dientes, teléfonos móviles, tablets, etc. llevan en su interior una de estas baterías. Y al ritmo de crecimiento de aparatos electrónicos y de coches impulsados por energía eléctrica se van a tener que fabricar baterías a un ritmo cada vez más grande. Qué hacer con estas baterías es un dilema que se plantea la humanidad para este siglo.

Una solución que está ganando popularidad es la de reutilizar los packs de baterías de los automóviles para su uso como almacenamiento de energía para edificios comerciales y hogares. Marcas como Nissan han lanzado ya soluciones para instalar baterías, tanto nuevas como usadas, en casas particulares con el fin de reducir el consumo de la red eléctrica en horas críticas o simplemente para la recarga de un vehículo eléctrico.

Un caso famoso es el estadio Johan Cruyff ArenA, en Ámsterdam, el cual utiliza 63 paquetes de baterías provenientes de vehículos eléctricos y 85 packs nuevos, las cuales se recargan de las más de 4.200 placas solares instaladas en la cubierta del estado. Este conjunto sirve como almacenamiento de energía eléctrica para ser utilizado como refuerzo durante un evento importante, cuando el consumo sea elevado, o en caso de emergencia por corte de suministro. En este caso, puede aguantar el consumo del estadio durante una hora, equivalente al consumo eléctrico de 7.000 hogares.

Sin embargo, algunos expertos creen que la reutilización de las baterías como almacenamiento de energía no es la solución idónea para estos dispositivos. Debido a las exigencias de las baterías de un vehículo eléctrico, es decir, una alta densidad energética en poco espacio por cuestiones de restricciones de tamaño, estas baterías cuentan con un alto porcentaje de cobalto, un mineral precioso muy deseado por los fabricantes.

El Doctor Gavin Harper, investigador de la Institución Faraday en el proyecto del Insituto de Energía de Birmingham sobre el reciclaje y reutilización de baterías de iones de litio, asegura que las baterías con altos porcentajes de cobalto como la de los vehículos eléctricos no deberían ser utilizadas en instalaciones de almacenamiento de energía, donde las restricciones de volumen no son tan elevadas, por lo que estas instalaciones podrían hacerse con otro tipo de baterías más económicas e igual de capaces.

La utilización de estas baterías también tiene una parte ética, ya que la práctica totalidad de la extracción del cobalto se realiza en cuencas mineras en la República Democrática del Congo. Esta situación plantea (o debería plantear) serios problemas morales y de derechos humanos debido a las condiciones de trabajo de los mineros, las dudosas prácticas de extracción y la contaminación generada en la misma, problemas que irán en aumento a medida que prolifere la utilización de los vehículos eléctricos.

Empresas como Umicore, con sede en Bélgica, se dedica ya al reciclaje de baterías de iones de litio, recuperando los valiosos metales mediante un proceso basado en la combinación de técnicas de pirometalurgia e hidrometalurgia. A pesar de que la compañía trabaja actualmente en una planta piloto, ya puede reciclar unas 35.000 baterías por año, y desde la propia empresa aseguran que esta capacidad irá aumentando a medida que el mercado de coches eléctricos crezca.

La compañía Tesla está trabajando intensamente en todos los aspectos relacionados con el reciclaje de sus baterías. Según palabras del director técnico de tesla, J.B. Straubel, «se están desarrollando más procesos sobre cómo mejorar el reciclaje para recuperar más de los materiales presentes en las baterías y, en última estancia, nuestro objetivo es establecer un circuito cerrado que permita fabricar baterías con los mismos materiales reciclados sin necesidad de extraer materiales nuevos«.

2017 Toyota Prius Plug-in front

 

A día de hoy se están abriendo alternativas a las baterías de iones de litio que apuntan a ofrecer mejores cualidades y aptitudes de reciclaje. Por ejemplo, los fabricantes tienen interés en las baterías de iones de sodio, con características similares a las de litio pero con la ventaja de que el sodio es más barato y se encuentra en mayor cantidad.

Otro ejemplo que está suscitando mucho interés es el de las baterías en estado sólido, donde acutalmente se está investigando. Esta tecnología permite hacer las baterías más seguras y con mayor densidad de carga, es decir, mayor capacidad en menos espacio. Toyta y BMW se encuentran entre las empresas más interesadas en este tipo de baterías.

La ventaja de las baterías frente a otros residuos u otros tipos de batería como la de plomo, es que las de ion-litio contienen una gran cantidad de metales preciosos, por lo que es altamente improbable que acaben acumulándose en un vertedero, con las consecuencias desastrosas que tendría para el suelo. Por lo menos, gracias a factores económicos o ecológicos (algo habremos aprendido), hay unanimidad en la necesidad del reciclaje total de las baterías de los cada vez más numerosos coches eléctricos.

Vía | The Telegraph

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