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¿Es realmente ecológica la industria del coche eléctrico?

Los coches eléctricos son a día de hoy considerados por numerosas personas como una de las formas más eficaces de combatir contra el cambio climático y la contaminación en las grandes ciudades, gracias a que no emiten gases contaminantes de forma directa. Sin embargo, son muchos los que acusan a este tipo de vehículos de no ser tan sostenibles como aparentan, tanto por la contaminación generada durante su fabricación como en la generación de la electricidad necesaria para que funcionen.

La producción de baterías, el elemento clave de los coches eléctricos, conlleva la extracción de materiales como el litio, el cobalto, el níquel o el cobre. En líneas generales, la minería de litio no se considera especialmente perjudicial para el medio ambiente, mientras que el uso de minerales como el cobalto se está reduciendo de forma notable en los últimos tiempos (el objetivo de la industria es el de simplificar al máximo la química de las baterías en la próxima década, prescindiendo de materiales como el cobalto, que serán sustituidos por otros más comunes).

Respecto a la generación de energía eléctrica, todo depende de las fuentes utilizadas para obtenerla. De acuerdo con la mayoría de estudios, la contaminación derivada de la generación de electricidad para cargar un coche eléctrico a lo largo de toda su vida útil es inferior a la que emite un coche térmico a través de sus gases de escape, con la excepción de unos pocos países en los que la generación de electricidad proviene mayoritariamente del carbón. Hay que tener en cuenta que es mucho más fácil controlar la contaminación emitida por una central térmica que por miles de tubos de escape.

En un escenario mundial en el que las energías renovables cada vez tendrán mayor peso, sobre todo gracias a la popularización de los sistemas de acumulación energética como los parques de baterías, que permitirán un suministro continuo y estable, parece claro que la generación de electricidad será un proceso cada vez más y más sostenible.

Un reciente estudio alemán señalaba que los coches diésel eran más beneficiosos para el medio ambiente que los eléctricos. Dicho estudio ha sido duramente criticado por muchos expertos, pues sólo se tenían en cuenta las emisiones «del pozo a la rueda» del coche eléctrico y no del diésel, estimaba la vida útil de las baterías en apenas 150.000 km, y ni siquiera tenía en cuenta que la electricidad podía generarse con energías renovables.

En definitiva, en la inmensa mayoría de escenarios, los coches eléctricos son más sostenibles que los térmicos, y según se vaya avanzando hacia baterías más avanzadas y hacia un modelo centrado en las energías renovables, más respetuosos con el medio ambiente serán. Un margen de mejora que no tienen los modelos de combustión.

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