
De Noruega a Etiopía: países donde el coche de combustión ya es historia (y por qué)
Cada vez más países alcanzan una mayoría de ventas de eléctricos puros, desde Noruega hasta Etiopía. Analizamos las políticas que lo han hecho posible y por qué su éxito no depende solo del poder adquisitivo.

El coche eléctrico a batería ya no es una rareza en mercados avanzados, sino la norma en varios países que han superado el umbral simbólico: más del 50% de las matriculaciones nuevas. Lo llamativo es que este grupo no está formado únicamente por potencias europeas, sino que incluye a países en desarrollo con políticas muy agresivas, en ocasiones más efectivas que los tradicionales incentivos.
Noruega: el alumno modelo desde hace años
Noruega sigue siendo el ejemplo paradigmático. El país escandinavo lleva desde 2021 con una mayoría clara de ventas coches eléctricos, alcanzando un 94,9% en mayo de 2025. Su estrategia ha sido doble: penalizar la compra de coches de combustión interna con altos impuestos, y al mismo tiempo eliminar o reducir esas cargas para los eléctricos. El resultado ha sido una transformación prácticamente total del parque móvil nuevo en apenas una década.
Dinamarca: el espejo fiscal de Noruega

Dinamarca ha seguido una línea similar, aunque con algo menos de contundencia. En 2024 alcanzó un 51,5% de cuota BEV, y en los primeros cuatro meses de 2025 ya ha subido al 64,9%. Aquí también se aplica una fiscalidad que encarece los modelos de combustión, mientras que los coches eléctricos disfrutan de reducciones en tasas y aranceles. No hay grandes subvenciones directas, sino un sistema que penaliza el uso del coche de combustión por defecto.
Nepal: electrificación inesperada por política arancelaria
Uno de los casos más sorprendentes es Nepal. Aunque los datos oficiales son escasos, algunas fuentes sitúan la cuota de coches eléctricos en torno al 65% en 2024. ¿La clave? Una política arancelaria favorable, con reducciones drásticas en los impuestos a la importación de eléctricos. Aunque no está claro si esto se consiguió subiendo los aranceles de los de combustión o simplemente bajando los de los BEV, lo cierto es que el efecto ha sido inmediato y evidente.
Etiopía: la fuerza de la prohibición

El caso más radical es el de Etiopía, donde directamente se bloqueó la importación de vehículos de combustión al no autorizar el uso de divisas para su compra. A esto se le suman elevados aranceles y el inicio del fin de los subsidios a los combustibles fósiles. Con estas medidas, la cuota BEV se disparó por encima del 60% en 2024.
Un enfoque de mano dura que ha dado resultados sin precedentes en un contexto económico muy diferente al europeo en un mercado donde no solo hay falta de infraestructura de carga pública, que se está extendiendo, sino que incluso hay problemas directamente con el suministro de electricidad. Pero eso no impide su crecimiento.

¿Quién será el siguiente?
Este grupo pionero muestra que no hay un único camino hacia la electrificación masiva, pero sí un patrón común: las políticas públicas son determinantes. Ya sea con incentivos, penalizaciones o una mezcla de ambos.
La gran pregunta ahora es qué otros países cruzarán el umbral en los próximos meses. ¿Veremos este cambio en otros mercados emergentes? ¿Adoptará Occidente políticas más agresivas como las de Etiopía?