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Un grupo de investigadores crean una celda solar flexible capaz de alcanzar un elevado nivel de eficiencia

Investigadores australianos han logrado un importante avance en la producción de paneles solares flexibles. Una tecnología que abre las puertas a aplicaciones como la instalación en dispositivos electrónicos, en la ropa, pero también en el cuerpo de los vehículos eléctricos.

La investigación se ha detallado en un artículo publicado en las revistas académicas Joule, y donde los responsables de estos trabajos describieron una forma de producir celdas solares flexibles y ultraligeras, que podrían integrarse en la ropa, o imprimirse en las superficies de toda clase de dispositivos.

Los investigadores utilizaron una nueva generación de celdas solares orgánicas que proporcionan un alto grado de flexibilidad al tiempo que logran una tasa de conversión del 13%. Una cifra récord que además se suma al uso de materiales ultra ligeros, lo que permite el poder aplicar esta tecnología a un rango casi infinito de aplicaciones.

Según el Dr. Wenchao Huang, investigador de la Universidad de Monash, Australia: “La eficiencia de conversión de energía considera cuánta energía solar se puede convertir en electricidad. La energía solar que iluminada la Tierra alcanza los 1000 W/m2. Nuestro dispositivo puede producir 130 W/m2, con una eficiencia del 13%, una de las cifras más altas logradas con una celda solar orgánica en laboratorio”.

Los responsables del proyecto además añaden que estas celdas solares ultraflexibles pueden lograr además de una mayor eficiencia, también consiguen grandes resultados en cuanto a su resistencia, durabilidad, y además hacerlo en un tamaño que puede llegar a apenas 2 cm por celda, lo que le ha permitido durante las pruebas de desarrollo ser lo suficientemente ligera como para ser sostenida por un pétalo de flor mientras producía casi 10 vatios de energía.

Para el método de producción, el equipo ha utilizado un sistema de impresión continua con tratamiento térmico, lo que lo hace adecuado para su uso toda clase de tecnología portátil, desde pequeños smartwatch, pasando por móviles, ordenadores, hasta vestimenta e incluso el cuerpo de vehículos eléctricos.

Una celdas que gracias a su protección térmica podrán contar con una vida útil bastante larga que han estimado podrá llegar a los 1.000 ciclos manteniendo el 97% de su capacidad intacta, y más del 90% después de pasar esa barrera. Algo que desde el equipo indica que las placas podrán trabajar durante dos años y medio sin apenas notar pérdida en su capacidad de conversión de la luz solar en electricidad, siendo la vida útil de cada celda de más de 11 años.

Una alternativa muy interesante a las celdas de silicio, que son la tecnología dominante en el mercado fotovoltaico, pero cuya fragilidad hace poco viable su uso en aplicaciones como el cuerpo de los vehículos eléctricos, donde la tecnología orgánica abre nuevas posibilidades de cubrir todo el cuerpo de los vehículos sin lastrar el peso o la aerodinámica del mismo, y todo aprovechando al máximo la poca superficie disponible que cuentan los coches eléctricos.

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Fuente | Sciencedirect

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